VICTOR AGUAYO ROYUELA - EL HÉROE VALDECAÑÉS

 EL ARROJO DE UN SOLDADO EN EXMUART








“EL PEQUEÑO GIGANTE”, VICTOR AGUAYO ROYUELA, "HEROE VALDECAÑÉS"
                                                               
                                             

    MI  HOMENAJE AL HÉROE VALDECAÑÉS VICTOR AGUAYO ROYUELA







Amigos, creo que es de ley honrar a nuestro héroes y el Cabo Laureado D. Victor Aguayo Royuela, siendo un héroe español, tiene derecho a ello y más en su pueblo natal, Valdecañas de Cerrato.

Ha habido otros héroes españoles, como Eloy Gonzalo, el héroe de Cascorro (Cuba) o el cabo García Quijano que también fue un héroe de Baler. Nacido en Viduerna de la Peña, un pueblecito de la Montaña Palentina, en 1898. Fue uno de los militares que permanecieron asediados durante 337 días al mando del teniente Saturnino Marín Cerezo en el interior de la iglesia de Baler, una minúscula población de la remota isla de Luzón, en pleno Océano Pacífico, a miles de kilómetros de su patria, fue uno de los últimos de Filipinas.

https://es.wikipedia.org/wiki/Eloy_Gonzalo

https://baleria.com/wordpress/el-diario-palentino-los-ultimos-de-filipinas/

Estos dos héroes y otros muchos, merecen el reconocimiento y todos los honores por haber defendido, incluso hasta dar su vida por España, por parte, sobre todo, de sus paisanos.

En el caso del valdecañés Victor Aguayo Royuela, el Ayuntamiento de Valdecañas de Cerrato, ha enmendado la plana del olvido y le ha puesto justamente una escultura en sitio preferente, en el Corro del Sol, en el municipio que le vio nacer, pues era de ley un reconocimiento oficial al héroe local, después de 14 años de haber descubierto su historia y su hazaña.


Un valdecañés que llegó a ser considerado héroe de guerra, el Laureado Don Víctor Aguayo Royuela, ya tiene su merecido monumento en su pueblo natal, Valdecañas de Cerrato, en Palencia. 

Todo comenzó con una fotografía de un soldado, desconocido para mi, que llego a mi Facebook. 

Se trataba de la foto de un militar que acompañaba a un comentario... ¿sabe alguién algo sobre la vida y circunstancias de este señor?. 

Este comentario, en principio no me pareció como para darle importancia, pero más tarde, decidí dedicarle un poco de tiempo a su "búsqueda" y probar fortuna, tratando de descubrir su identidad y la posible trayectoria que le hubiera tocado vivir. 

Para ello, me puse en contacto con un amigo, que a la sazón desempeñaba el cargo de Oficial Mayor del Ejército Español en el Regimiento Garellano 45, en Munguia (Vizcaya).

El acogió de inmediato con interés mi encargo, de que indagase por su cuenta, quien era aquel desconocido soldado. Nos despedimos hasta que el tuviera algún tipo de noticia al respecto, positiva o negativa. 

La verdad es que solo disponíamos de una fotografía de un soldado, que vestía un uniforme con una insignia en el cuello, con la cifra "53" y una medalla en la pechera. Cual sería mi sorpresa, que al cabo de unas horas, cuando llegué a mi casa, recibí la llamada de mi amigo el "Mayor", me hablaba con una cierta excitación y con un matiz de alegría, como de haber conseguido un objetivo, lo noté además como asombrado por lo descubierto y que el sabía que me iba a hacer feliz... ! después de oírle, fue lo que ocurrió !. 

!!  Se trataban de buenas noticias, sobre nuestro "desconocido", hasta entonces, soldado de la fotografía  !!

Resulta que mi amigo había solicitado al Archivo Militar, información del militar retratado y la información solicitada, le llegó de inmediato, ya que el "desconocido" soldado para nosotros, no lo era para los bibliotecarios militares. 

!!  Se trataba de un "héroe" español laureado  !! 

Dándose el caso de que en España no son demasiados los ciudadanos a los que se les ha concedido la Gran Cruz Laureada de San Fernando, solo son 251 y uno de ellos había nacido en el municipio del que desciendo por vía materna... 

!!  VALDECAÑAS DE CERRATO  !!
 
Me sentí muy orgulloso de pertenecer al colectivo del "paisanaje valdecañés", como lo fue el "Héroe" al que descubrimos. 

A continuación, transcribo la información "oficial" que me fue facilitada por mi amigo el "Mayor".
    



Gran Cruz Laureada de San Fernando



“…Allá en su pueblo, Valdecañas del Cerrato, Víctor Aguayo no soñó nunca con África y quizá sólo había oído hablar de los moros, a algún mozo ya licenciado del servicio que se jactaba de hazañas portentosas ante el mostrador de la taberna…”

Nacido en Valdecañas, (Palencia) el 15 de junio de 1887, de profesión, labrador su vida eran sus padres y el campo, la tierra que cultivaba, el ganado, el corral y algún pequeño conocimiento de albañilería, compartido con la casa, la chimenea y alguna que otra moza en los bailes dominicales o en los paseos por la era. Esta era la vida de Víctor Aguayo Royuela, hasta que fue llamado a filas este palentino de 1,65 mts. de altura, de aspecto recio y curtido por el sol.

El 1º de agosto de 1908, entró en Caja de Recluta y se incorporó al Regimiento de Infantería de Guipúzcoa núm. 53, ubicado en Vitoria, el 4 de marzo del año siguiente. El 11 de abril, prestaba juramento de fidelidad a la bandera y, el 7 de septiembre de 1909, parte junto a su batallón con la división expedicionaria que se incorporaba al Ejército de operaciones de África. El 10 de septiembre, embarcó en el vapor “Montevideo” con destino Melilla, lugar donde desembarcó a la mañana siguiente día 11. Acampó en Rostrogordo, empezando a prestar servicio de campaña.




El 20 de septiembre de 1909, asistió a los combates de Taxdirt, permaneciendo en las posiciones ocupadas toda la noche. Regresó a Melilla a la mañana siguiente con un convoy que portaba triste carga, heridos, muertos y enfermos.

22 de septiembre de 1909, asiste con su Regimiento a la toma del Zoco El-Had y participa en la ocupación de Hayara-Amac. Tres días más tarde, el 25 de septiembre pasó a otras posiciones hasta el 1º de octubre que marcha a las avanzadas de Beni-Sicar.

El 5 de octubre de 1909, los rifeños atacan Beni-Sicar y el soldado Víctor Aguayo participa en ese combate.


Posteriormente, prestó servicios típicos de campaña entre otras tomó parte en las acciones de Hayara, Aminac, El Had de Beni Sicar, Rostrogordo, Hidrun, Fuerte Concepción, la reconquista del poblado de Tiza y otros puntos. Otra vez la vida en campaña, sin una guerra abierta declarada ya, sufren las tropas agresiones de los kabileños. La premisa, mantener la paz oficial sin bajar la guardia, hasta el 30 de diciembre día en que cuando todo está tranquilo en Exmuart, es sorprendido por los disparos de unos moros que le intentan arrebatar el fusil, cosa a la que él se niega, recibiendo disparos casi a bocajarro, costándole la vida y siendo recompensado con la Cruz Laureada de San Fernando. .

Los hechos

La importancia del agua

Los hechos que costaron la vida al soldado D. Víctor Aguayo Royuela, quedaron recogidos de la forma siguiente en la obra “España en sus héroes”, en 1969 y bajo el título “…El pequeño gigante…”.

"…Ya en la paz se produce un hecho heroico el 30 de diciembre de 1909: Necesitan salir de servicio de aguada. Se encuentran en una posición, en Exmuart, cerca de Melilla, y este servicio, aunque casi de trámite, es vital por lo que representa. Van los cuatro: el cabo José Fernández, los soldados Cecilio García, Bernardino Díez y Víctor Aguayo. Los dos soldados anteriores son de Ingenieros, a cuyas fuerzas había sido agregado Víctor, quizás por sus pequeños conocimientos de albañilería. Bernardino conduce el mulo para el transporte del agua. Todo va bien y se han cargado ya las cubas llenas. Se inicia pues el regreso al puesto de la sección. Pero de repente…

Le sorprende una descarga de cuatro tiros disparada desde una zanja a unos seis metros del camino. El cabo Fernández resulta muerto en el acto. Y Aguayo cae herido de un balazo en el muslo. Cecilio y Bernardino echan a correr. Creen que sus dos compañeros están muertos y no quieren seguir la misma suerte. Y corren, corren hasta dar vista al reducto. Hacen dos disparos para llamar la atención de las fuerzas destacadas y, logrado esto, ya más tranquilos, pueden volver la cabeza para ver a sus compañeros caídos allá, al fondo del sendero. Pero lo que ven es una lucha feroz.

Víctor Aguayo está pasando por unos momentos muy duros. Lo rodean cuatro moros, y un de ellos forcejea con él para quitarle el fusil. Nuestro soldado se resiste como un león, y es más, intenta descargar su arma sobre el grupo. No le dejan y le golpean brutalmente en la cabeza y en el pecho. Herido como está, se defiende a puñetazos, a bocados…Los moros sólo desean el fusil y parece no importarles mucho la vida del valiente mozo español. Por eso le gritan:

- “Danos el fusil y salvas tu vida…Mira, tenemos ya este otro (se refieren al máuser el cabo) y queremos también el tuyo…”
- “No quiero darlo”
- “Tú estás loco…respetaremos tú vida. Venga dámelo”

Y ante la nueva rotunda negativa del soldado, vuelven a golpearle con las culatas de sus armas. Aguayo se resiste valerosamente, forcejea, lucha, reparte puntapiés y agarra con sus manos las chilabas de sus agresores.

Está desecho y pierde mucha sangre, pero no es su vida solo lo que defiende, sino algo que juró un día de primavera con los demás reclutas de su regimiento, allá en Vitoria, en España. Por este recuerdo defiende su fusil y pelea con fiereza. Es su máuser y en su uniforme está la patria. Bien vale la pena jugarse todo por ella.

El moro que directamente le ha hablado, el que le golpea y recibe asimismo los contragolpes del soldado, parece enfurecerse más de repente y, junto con sus tres compañeros, arrecian en los culatazos sobre el español herido. Y no se conforma el rifeño con este castigo, sino que esgrime su gumía y lanza un peligroso viaje al cuerpo de Aguayo. Menos mal que éste levanta su brazo instintivamente y lo para. Pero a costa de su carne también, porque no puede evitar una larga herida, un tremendo corte, en la mano derecha…Más sangre y una infinita fatiga. Hasta que pierde el conocimiento.

Desde la posición lo han visto todo. Quieren disparar y no se atreven por temor a dar al soldado. Lo hacen al aire mientras se prepara una patrulla cuya salida ha ordenado el teniente Sierra Bustamante. Sale rápido el Sargento Sotero con un Cabo y varios Soldados. Hay que comprobar si aquellos cuatro moros no están acompañados de otros más, emboscados en cualquier parte. Corren hacia abajo, hacia el lugar de la pelea. Los rifeños han conseguido ya el fusil del soldado, al que creen muerto, y huyen velozmente hasta desaparecer.

La patrulla de socorro llega. Allí está Aguayo desmayado en un charco de sangre. Cerca, a unos pasos, el cabo Fernández, muerto. Recogen a ambos, organizan el traslado con sumo cuidado y se destacan unos cuantos por los flancos y retaguardia para mantener la seguridad del regreso. En el camino se ha recobrado algo el herido, lo suficiente para poder hablar, para contar todo al Sargento, que le escucha emocionado. Aguayo está nervioso, febril, entusiasmado. Su alegría es grande, como la de un niño que ha hecho algo difícil y meritorio. Él ha luchado, se ha defendido, se ha negado, ha repelido la agresión y ha sido herido dos veces. Por su fusil, por su patria, por saber ser soldado… Y señala al Sargento en su pecho porque es el sitio de su cuerpo donde ha recibido más culatazos. Y enseña también la mano, con la falta de un dedo por ese enorme corte de la gumía. Y habla , habla sin cesar.

Le evacuan rápidamente y como pueden, al hospital del Buen Suceso. Antes de llegar, fallece el soldado Víctor Aguayo, el mozo palentino y labrador que pensó iba a deslumbrar a los amigos con sus hazañas africanas. Pero la última, la más interesante, se lo ha impedido…”

La concesión de la Cruz Laureada de San Fernando

La concesión de la Cruz Laureada de San Fernando al soldado D. Víctor Aguayo Royuela, fue publicada en el rotativo madrileño “La Correspondencia de España”, el viernes 22 de diciembre de 1911.

Bajo el título “…La Laureada para un soldado…”, el periódico madrileño “El Imparcial”, daba a conocer la noticia de la concesión de la citada condecoración, al soldado de Infantería del Regimiento de Guipúzcoa núm. 53, de la forma siguiente (textual):

“…El Diario Oficial inserta la siguiente Real Orden:

Visto el expediente de juicio contradictorio instruido para depurar si el soldado del Regimiento de Infantería de Guipúzcoa, número 53 Víctor Aguayo Royuela, se hizo acreedor a la cruz de la Orden de San Fernando por los hechos realizados el 30 de Diciembre de 1909: resultando que el referido día salió a las órdenes de un cabo con otros dos soldados de la posición de Exmuart (Melilla), para traer agua a dicha posición; que al regresar fueron sorprendidos por una descarga que hicieron varios moros emboscados, cayendo muerto el cabo y gravemente herido el soldado Aguayo, retirándose los otros dos soldados; que acometido aquel por cuatro moros para quitarle el fusil, se defendió, no obstante ofrecerle estos la libertad si lo entregaba, agrediéndole a culatazos al ver la negativa e hiriéndole por último en la mano con una gumía en el momento que intentaba hacer fuego, cayendo entonces sin conocimiento y falleciendo poco después al ser conducido a la posición; y considerando que estos hechos se hallan comprendidos en el caso 35 del art. 25 de la ley de 18 de Mayo de 1862, el rey (q.D.g.), de acuerdo con lo informado por el Consejo Superior de Guerra y Marina, ha tenido a bien conceder al soldado de Infantería de Guipúzcoa núm. 53, D. Víctor Aguado Royuela, la cruz de 1ª clase de San Fernando, con arreglo a lo dispuesto en los artículos 3º y 8º de la ley antes citada…”.

En abril de 1910, su familia, junto a otras que tenía familiares muertos en la Campaña del Rif de 1909, recibió proveniente de suscripción nacional y de la “Asociación de Señoras”, de la que era presidenta S.M. La Reina, la cantidad de 250 pesetas en concepto de socorro. (59 lista). 

Cabe señalar la curiosa diferencia que existe entre la orden de concesión de la Cruz Laureada, que señala como fecha de la acción en que resultó muerto el soldado Aguayo el 31 de diciembre de 1909 y el asiento del registro del cementerio de Melilla, en el que fue enterrado en una fosa común, que apunta como fecha de la muerte la del 31 de enero de 1910.







Fuentes:

(1) “España en sus héroes”, fascículo 6, “La Batería de Beni-Bu-Ifrur”, pág. 190, Madrid 1969. Artículo biográfico firmado por Luque.
“La Correspondencia Militar”, Madrid núm. 9.857, pág. 3, de fecha sábado 2 de abril de 1910.

(2) Fotografía del Soldado del Regimiento de Guipúzcoa núm. 53, D. Víctor Aguayo Royuela, extraída de “España en sus héroes”, fascículo núm. 6, “La Batería de Beni-Bu-Ifrur”, pág. 190, Madrid 1969.

(3). “La Correspondencia de España”, Edición de la mañana, Madrid núm. 19.672, pág.4.
De fecha viernes 22 de diciembre de 1911.

(4). “El Imparcial”, Diario Liberal, Madrid núm. 16.097, pág. 3, de fecha sábado 23 de diciembre de 1909.

(5). “El pequeño gigante”, España en sus héroes”, fascículo núm. 6, “La Batería de Beni-Bu-Ifrur”, Madrid 1969.











GALERÍA DE IMÁGENES

















Zona donde combatió y falleció Aguayo Royuela 















Dossier 


                       

                


                 



                  



                  






Con mi amigo el "Mayor", Ricardo Perez Gutierrez, descubridor de la historia del "heroe" valdecañés



En una conferencia sobre Víctor Aguayo Royuela dada por un Consejero de Melilla y la Diputada de Melilla en el Congreso



El autor con el General Carlos Antonio Terol Bono, actual Comandante Militar de Vizcaya y anteriormente, General de Brigada, con el que me entrevisté en el regimiento de Araca (Alava) donde se reclutó Víctor Aguayo Royuela, al que hice entrega de un dosier referente al “héroe” Aguayo Royuela.








Artículo que publicó el autor en la revista Camino LLano


Valdecañas de Cerrato, pueblo natal de Víctor Aguayo Royuela

















Monumento en Valdecañas de Cerrato en honor al Laureado Víctor Aguayo Royuela


Los familiares actuales de Victor Aguayo Royuela



CEREMONIA DE HOMENAJE AL HÉROE LAUREADO 
EXCMO. SR. D. VICTOR AGUAYO ROYUELA



 







http://www.todocoleccion.net/regimiento-infanteria-guipuzcoa-n-53-d-victor-aguayo-royuela-1911-fototipia-thomas~x23395469







Victor Aguayo Royuela tiene una calle en su memoria en Melilla y otra en Vitoria.




Ha sido un honor para mi, el haberle podido hacer este pequeño homenaje a mi paisano, el "héroe laureado" valdecañés, el Excmo. Caballero Laureado  D. Victor Aguayo Royuela.







El autor  Germán López Bravo

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