SEGUROS "LA PROTECTORA" BALTANÁS- Para artículo de la revista Camino Llano
LA SOCIEDAD BENÉFICA "LA PROTECTORA" EN BALTANÁS
“La Protectora” fue un nombre relativamente frecuente a fines del siglo XIX / principios del XX para sociedades de carácter mutualista o asegurador (mutuas que garantizaban ganado, accidentes, etc.).
Hay referencias a entidades llamadas La Protectora o La Protectora Ibérica que actuaron en ese periodo en España.
Al no estar digitalizadas, no hay muchas informaciones al respecto en España.
Esto encaja con el tipo de sociedades mutualistas locales que proliferaron en esa época.
Existe una mención específica a una entidad denominada “La Protectora Ibérica” con inicio en 1903 en trabajos académicos sobre el sector agrario, lo que muestra que bajo el nombre “Protectora” existieron varias sociedades con actividad nacional o regional.
También en la bibliografía local e histórica aparecen sociedades de socorros mutuos denominadas “La Protectora” en distintos lugares (no solamente en Palencia), lo que confirma que era un nombre habitual para asociaciones mutuales, casinos o sociedades de socorro.
La sociedad benéfica “La Protectora”, fue fundada en Baltanás (Palencia) en torno a 1900 por Facundo Cabezudo Espina.
Quien fue Facundo Cabezudo Espina
Facundo Cabezudo Espina, fue un prócer baltanasiego de su tiempo, proveniente de una familia pudiente, que aprendió confitería y repostería, antes de hacerse empresario, durante su estancia en el servicio militar, en el norte de África.
De regreso a su Baltanás natal, abrió en la Plaza de España un casino, un cine y en los bajos, un bar con confitería y obrador, denominados "Cabezudo".
Facundo tuvo un hijo llamado Ricardo, que tuvo a Arturo y este a Manolo, que vivió en Bilbao, donde ejerció como empresario repostero y confitero, de ello doy fe, pues era amigo y paisano de mi querido padre, cerrateño como él.
Manolo era también un artista, pintor y maquetista, con el que he coincidido en más de una exposición en Baltanás.
Manolo Cabezudo tuvo una hija, Aurora, persona que me ha transmitido estos datos.
Así que Facundo es para Aurora su "trastatarabuelo" o cuarto abuelo.
Contexto histórico en el que se creó en Baltanás, La Protectora.
Economía y trabajo
Agricultura: la base de la vida. Se cultivaba sobre todo cereal (trigo, cebada, centeno), junto con viñas y algo de legumbres.
Ganadería: ovejas y cabras eran comunes, por la trashumancia y la producción de leche, queso y lana.
Viñedo y bodegas: Baltanás ya era conocido por su conjunto de bodegas subterráneas, donde se elaboraba y guardaba el vino familiar.
Muchas familias trabajaban la tierra en régimen de minifundio o arriendo, y había jornaleros que vivían de la siega y de faenas temporales.
Vida social y familiar
Familias numerosas, con varios hijos, en casas modestas de adobe o piedra, con corral y animales domésticos.
La mujer tenía un papel fundamental en el hogar y en el campo: cuidaba de la casa, hacía pan, criaba animales de corral y ayudaba en la vendimia o en la trilla.
La vida giraba en torno a la parroquia: bautizos, bodas, entierros y fiestas religiosas eran los grandes hitos.
Cultura y costumbres
La religión impregnaba el día a día: rezos, procesiones y el calendario litúrgico marcaban el ritmo del año.
La fiesta de la Virgen de Revilla era ya el centro de la vida festiva local.
La educación era limitada: existían escuelas, pero la asistencia era irregular, sobre todo de los hijos de campesinos que necesitaban ayudar en el campo.
Transporte y comunicaciones
Se viajaba en carro de mulas o a pie; el tren más cercano estaba en Palencia capital y la estación más cercana a Baltanás era la de Torquemada, la puerta de salida hacia un futuro mejor.
El correo llegaba con retraso y las noticias se conocían tarde y a menudo en la taberna o en la plaza.
La vida cotidiana
Jornadas largas de sol a sol en el campo.
En invierno, la vida se recogía en torno al fuego del hogar, con tertulias familiares o vecinales.
Los domingos eran para misa, mercado, trato de ganado y tertulia en la plaza.
La taberna y el casino eran puntos de reunión masculina; las mujeres se reunían en lavaderos, hornos o mientras cosían juntas.
En resumen, Baltanás en 1900 era un pueblo agrícola, profundamente religioso, de vida sencilla, donde las relaciones vecinales eran intensas y la supervivencia dependía del trabajo del campo.
En España, entre finales del siglo XIX y primeras décadas del XX, proliferaron las llamadas sociedades de socorros mutuos o sociedades benéfico-mutualistas.
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Baltanás en 1900: la vida de un pueblo del Cerrato
En los albores del nuevo siglo, Baltanás se alza sobre el Cerrato palentino como un pueblo laborioso, de gentes recias y costumbres hondas.
Sus casas, de piedra y adobe, se apiñan en torno a la iglesia de San Millán, y desde la ladera del castillo las bodegas subterráneas, abiertas en la tierra arcillosa, guardan el vino que cada familia cría con celo para su sustento y para la fiesta.
El campo como destino
La vida comienza antes de que amanezca. Los hombres parten al campo con la yunta, el arado romano y la esperanza de que la cosecha sea buena. Se siembran trigales interminables, cebadas, centenos, y en las laderas soleadas prospera la viña. El verano trae la siega, la trilla en las eras, el polvo y el sudor que hermanan a jornaleros y labradores.
Las mujeres, firmes y calladas, sostienen la casa: amasan el pan en los hornos, cuidan de las gallinas y los cerdos, lavan en el arroyo o en los pilones, y ayudan también en la vendimia o en el acarreo.
Fe y costumbres
La iglesia marca el ritmo del calendario. Cada nacimiento, boda y entierro pasa bajo las bóvedas parroquiales. La Virgen de Revilla, patrona del pueblo, recibe en septiembre el fervor de todos los vecinos, que visten de fiesta y acompañan la procesión entre cantos y repique de campanas.
El domingo es jornada distinta: se oye misa, se visita el mercado, se cierran tratos en la plaza o se conversa en la taberna. Los hombres discuten de cosechas y de política en el casino, mientras las mujeres comparten confidencias al calor del brasero o cosiendo juntas a la lumbre.
Aislamiento y comunidad
Baltanás vive en relativa distancia de la capital. El carro de mulas y el andar a pie son los medios de transporte más comunes; el tren, lejano, trae noticias con demora. Por eso, el pueblo se basta a sí mismo: herreros, carpinteros, arrieros, comerciantes y artesanos tejen la red necesaria para la vida diaria.
Un mundo entero en un pueblo
En 1900 Baltanás es, como tantos pueblos de Castilla, un microcosmos completo. Allí la vida es dura, pero cierta; se miden los años por las cosechas, por las fiestas y por el paso de las generaciones. Y en las bodegas, donde el vino reposa, parece guardarse también la memoria de un pueblo que, entre la tierra y la fe, levanta cada día su destino
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Estas asociaciones nacían en pueblos y comarcas con el fin de dar cobertura frente a riesgos comunes (accidentes laborales, enfermedad, muerte, incendios, pérdida de ganado, etc.), en una época en la que todavía no existía un sistema público de seguridad social.
Además de la vertiente económica, también tenían un componente social y cultural: fomentaban la solidaridad vecinal, organizaban actos benéficos, y en ocasiones ofrecían educación, préstamos o ayudas a las familias.
La sociedad benéfica La Protectora, surgió de la necesidad de contar con un instrumento económico que sirviera de apoyo a los agricultores en sus necesidades crediticias y financieras, las cuales no podían ser atendidas por las instituciones financieras existentes en esos momentos.
Función de La Protectora en Baltanás
Según lo que se desprende de los datos históricos de entidades similares y del propio nombre “La Protectora” fue :
1. Aseguradora mutual local
Cubría a los socios frente a riesgos agrícolas y ganaderos (muy importante en el Cerrato palentino: pérdida de cosechas, muerte de reses, accidentes en el trabajo del campo).
También pudo ofrecer seguros de vida y enfermedad en formato mutualista (pago de cuotas periódicas y ayudas en caso de enfermedad, invalidez o fallecimiento).
2. Sociedad de socorros mutuos
Proporcionaba ayuda económica a viudas y huérfanos de los socios.
Posiblemente organizaba cajas comunes para sufragar gastos de entierro o asistencia médica.
3. Carácter benéfico y comunitario
Funcionaba como institución de solidaridad vecinal, en un tiempo en que la asistencia pública era muy limitada.
Podía estar vinculada a iniciativas culturales, educativas o religiosas del pueblo (fiestas patronales, donativos, mantenimiento de capillas, etc.).
La sociedad benéfica “La Protectora” de Baltanás, fundada por Facundo Cabezudo Espina hacia 1900, habría tenido como función principal la protección mutua de los vecinos asociados, sobre todo en el ámbito agrario, ganadero y familiar, actuando como una mutua de seguros y como sociedad de socorros en una época sin seguridad social estatal.
Los contratos de estas sociedades benéfico-mutualistas tenían una estructura común, a medio camino entre un reglamento interno y una póliza de seguro.
Elementos de un contrato tipo
1. Identificación de las partes
El socio/asegurado: vecino del municipio, con nombre completo, edad, estado civil y profesión.
La sociedad benéfica “La Protectora”, representada por su presidente o secretario.
2. Objeto del contrato
Garantizar al socio o su familia ciertos socorros económicos en caso de:
enfermedad, invalidez o accidente laboral,
muerte del socio (para sufragar entierro y ayudar a la familia), pérdidas agrícolas o ganaderas (si la sociedad tenía esta cobertura, bastante habitual en el Cerrato).
3. Obligaciones del socio
Pagar una cuota de entrada al inscribirse.
Abonar cuotas periódicas (mensuales, trimestrales o anuales).
Respetar el reglamento de la sociedad.
Avisar con prontitud de cualquier siniestro o necesidad de socorro.
4. Derechos del socio
Recibir socorro en metálico o en especie según los estatutos.
Ser atendido en caso de enfermedad (a veces incluía médico o botica concertada).
Que su viuda/hijos recibieran ayuda en caso de fallecimiento.
5. Fondo común
Las cuotas de todos los socios se ingresaban en una caja común, administrada por la Junta Directiva.
Ese fondo se destinaba a pagar socorros, entierros y gastos administrativos.
6. Duración y bajas
El contrato tenía carácter indefinido, mientras el socio cumpliera con sus pagos.
Se podía perder la condición de socio por falta de pago, conducta inmoral (según la mentalidad de la época) o por abandonar la localidad sin aviso.
7. Firma
Se firmaba en Baltanás, con la rúbrica del socio y la del secretario o presidente de La Protectora.
A veces se acompañaba de un libro de socios, donde se anotaban las cuotas pagadas y los socorros recibidos.
Ejemplo resumido de cláusula típica
> “El socio D. ___ se obliga a satisfacer a esta sociedad la cantidad de ___ reales anuales, en pagos trimestrales.
A cambio, la sociedad se obliga a otorgar a sus herederos, en caso de fallecimiento, la suma de ___ pesetas, así como sufragar los gastos de sepelio.
En caso de enfermedad grave, el socio podrá percibir un subsidio de ___ reales por semana mientras dure la imposibilidad de trabajar, con arreglo a lo dispuesto en el Reglamento de la Sociedad.”
La sociedad benéfica como La Protectora, surgió de la necesidad de contar con un instrumento económico que sirviera de apoyo a los agricultores en sus necesidades crediticias y financieras, las cuales no podían ser atendidas por las instituciones financieras existentes en esos momentos.
Fueron creadas al amparo de la Ley de Asociaciones de 30 de Junio de 1887.
En su consecuencia, quedaron sometidas a las disposiciones de la misma las asociaciones para fines religiosos, políticos, científicos, artísticos, benéficos y de recreo, o cualesquiera otros lícitos que no tengan por único y exclusivo objeto el lucro o la ganancia.
También se regulan por esta Ley los gremios, las sociedades de socorros mutuos, de previsión de patrono y las cooperativas de producción, de crédito o de consumo.
Estas asociaciones con el tiempo han derivado en cooperativas, como la Cooperativa del Campo de Baltanás "San Millán" o La Protectora S.A. y de alguna manera, MUSAFE, la mutua de los funcionarios.
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