Entrevista de Julie Thonson

Entrevista de Julie Thonson

13 DE JULIO DE 2023 

Bocetos abstractos o “Pintogramas” capturan vistas icónicas de Baltanás y El Cerrato.

La exposición de septiembre de Germán López Bravo titulada "Dibujar también es pintar" se traduce como “Dibujar también es pintar”. Esto no es ni una ironía ni un oxímoron.

 

Si bien la palabra española “pintar” [to paint] también puede significar dibujar, las palabras no son intercambiables. 

“Dibujar” no incluye pasar pintura sobre un lienzo o cualquier otra superficie. El título defiende el dibujo como una gran forma de arte de buena fe y sirve como defensa para una colección cuya calidad abrumadora es el amateurismo.

 

Originario de la ciudad de Bilbao, en el norte de España, el artista autodidacta ha expuesto su obra 46 veces en ciudades del norte de España y en Chicago, donde vive su hijo. Su próxima exposición se podrá ver de forma gratuita en el Casino de Palencia y supondrá una ruptura radical con su obra anterior. 

Antes de la pandemia, pintó pinturas al óleo impresionistas de paisajes, edificios y campos en paletas tenues, pero durante el encierro, lanzó un estilo de arte pop que llama "pintogramas".

Con herramientas infantiles como crayones, marcadores, lápices de colores y cartulinas, el ejecutivo jubilado de Xerox expresó su perspectiva romántica de un lugar donde encontró tiempo para pensar, crear y ser. 

El Cerrato, el lugar que lo inspira todo

 

Las Bodegas en Baltanás, por Germán López Bravo.

Desde que se retiró profesionalmete hace 10 años, la temática de Germán no ha cambiado. 

Mientras que algunos encuentran inspiración en las curvas de un amante, la musa del artista es un lugar : la ciudad y la región que ahora llama hogar.

Con líneas simétricas, patrones audaces y detalles mínimos, recrea vistas de pueblos con una precisión icónica. “Baltanás – I” Germán representa una puesta de sol con los colores del arcoíris sobre un horizonte de grano dorado. 

Chimeneas de piedra sobresalen de una colina rodeada de casas con techos de ámbar y árboles de color algodón de azúcar. Cerca de la cima del cerro se alzan dos edificios señoriales, una ermita y una iglesia.

Estos edificios son inmediatamente reconocibles para cualquiera que haya visitado Baltanás. 

La ermita conocida como  Ermita de Nuestra Señora de Revilla, fue construida en los siglos XVII y XVIII . 

En un segundo croquis denominado “Baltanás – I” así como en otros dos – “Baltanás” y “Baltanás – II” – sólo se ve la iglesia elevándose sobre el cerro central del pueblo.

Pintograma de Baltanás por Germán López Bravo.

La iglesia – La Iglesia de San Millán construida en el siglo XVII – domina el horizonte de la ciudad. Su torre de reloj llega más alto que las colinas que se extienden más allá del perímetro suroeste del pueblo, mientras que su campana suena cada media hora, como una canción pop, conectando a todos a través de la frecuencia de su repique de hierro.

Los bocetos son tan simples como algo de un libro para niños y dejan espacio para la imaginación. 

El antiguo Castillo de Baltanás

Representa un castillo que rodea la colina central del pueblo. Aunque los registros sugieren que tal fortaleza existió de hecho, los historiadores desconciertan su extraña desaparición. El mito local sugiere que los pastores y granjeros desmantelaron los muros del castillo que se derrumbaban y usaron sus piedras para construir algo para ellos: las Bodegas.

Exactamente 374 bodegas excavadas en seis niveles a lo largo de la ladera del cerro llamado El Castillo forman la Zona de las Bodegas. 

Las Bodegas son las joyas de la corona del pueblo.

Baltanás, sin embargo, no atiende a turistas.

Sólo queda un restaurante abierto, y no he visto una sola postal, recuerdo o imán en el mes que llevo viviendo aquí. 

Busque Baltanás en Tripadvisor y encontrará una atracción, El Museo del Cerrato Castellano, un museo con reliquias católicas, cerámica excavada, arte clásico enmarcado y exhibiciones informativas sobre la historia general de Baltanás y su región circundante, El Cerrato . Fuera de esta exposición cultural, los murales infantiles y los monumentos históricos son el único arte público que he visto.

Poblada por solo 1.647, Baltanás es la ciudad más grande y la capital regional de El Cerrato. Es una isla en un mar de grano.

Una perspectiva romántica.

 

Pintograma de El Cerrato por Germán López Bravo.

Los padres de Germán nacieron y se criaron en el Cerrato, al igual que su esposa, María, en Baltanás, por lo que después de mudarse al pueblo, el ejecutivo jubilado reclamó el título de “El Cerrateño”, con la esperanza de reconectarse con sus raíces ancestrales. 

Sin embargo, cuando mira los cuadros de su marido, María no ve el lugar donde creció. Como muchas personas que crecieron en Baltanás, sus padres eran agricultores. Debido a la escasez de agua, obtuvieron malas cosechas después de meses de trabajo agotador. No tenían maquinaria ni apoyo del gobierno. La vida no fue fácil. 

María no puede recordar los peores problemas de su familia, pero sí recuerda que nunca tuvo vestidos nuevos.

Siguiendo una corriente de emigración iniciada años antes, en la década de 1950, María se mudó a los 14 años para completar sus estudios. No volvió a Baltanás, hasta que ella y Germán se jubilaron. 

El lugar donde vive ahora no es el lugar que conoció cuando era niña. Aun así, no puede reconciliar los recuerdos de su ciudad natal con los lugares brillantes de los dibujos de su marido. En algunos, sí ve cierto parecido.

Los bocetos de Germán no son réplicas realistas. Alteran la perspectiva borrando detalles y arrojando todo bajo la luz de una puesta de sol de color rosa.

Sin embargo, hay algo sincero en estos pintogramas. Los bocetos resaltan la belleza rústica de la región. 

Los viñedos 

Pintados como orugas exageran sus tonos y tonalidades naturales. Los patrones entrecruzados de Germán enfatizan los campos de El Cerrato donde segadores mecánicos dibujan curvas y líneas en la cebada que crece junto a una hilera de girasoles. Las líneas en el cielo revelan un efecto ombre común en la hora dorada.

Los colores, los patrones y las formas existen en el mundo natural, pero a veces se necesita un niño o un artista para detectarlos.

                       FIN

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