CERRATEANDO - EL CERRATO .... CUÉNTAME
EL CERRATO .... CUÉNTAME
Amigos, en este artículo quiero reflejar lo que ocurría en aquella etapa histórica tan convulsa, por estas tierras castellanas y por ende, cerrateñas, donde las batallas y los enfrentamientos entre moros y cristianos, eran el pan nuestro de cada día y posteriormente la huida hacia tierras más pacificas, luego la reconquista, el regreso y la repoblación del Cerrato.
EDAD MEDIA
En el año 750 la comarca “cerrateña” vivió una espantosa hambruna que obligó a los moros a ausentarse de estas tierras.
Al finalizar el siglo IX, los ejércitos cristianos reconquistaron el Cerrato, con lo que se inició su repoblación, que sucedió reinando Alfonso III el Magno.
Hay que destacar que el antiguo Condado de Castilla, fue repoblado por personas procedentes de diversos pueblos como los godos, los astures, los vascones, los cántabros y los mozárabes; residentes en un principio en las Vascongadas, Cantabria y Asturias, los movimientos los hicieron hacia el Oeste, a un lugar tradicionalmente llamado Bardulia, en plena cuna de Castilla -Lezana de Mena y Leciñana, en el Valle de Mena, en el norte de Burgos-, desde donde ocuparon lo que luego formó el Reino de Castilla y se inició la repoblación de los campos “cerrateños”.
Fue en esta zona, en el Valle de Mena, donde por primera vez se denominó el término CASTILLA, en Taranco de Mena, Burgos.
Es el año 800 cuando va a aparecer por primera vez la palabra Castilla escrita en un documento. Se trata de la fundación del monasterio de San Emeterio y San Celedonio de Taranco de Mena (15-IX-800).
Estudiando la carta de fundación se pueden reproducir un poco la historia de la repoblación del territorio del Valle de Mena, en aquel tiempo diferenciado del territorio de Castilla, que comprendía la zona en torno a Espinosa de los Monteros.
La fundación del monasterio de San Emeterio de Taranco es llevada a cabo por el abad Vítulo y su hermano Ervigio.
Parece ser que los padres de ambos, Levalus y Momadonna ya habían realizado la repoblación en la zona de Burceña a fines del siglo VIII. Pero es ahora cuando sus hijos van a asentar su dominio en la zona.
Primeramente construyeron con sus propias manos la iglesia de San Esteban en Burcenia (Burceña), realizando también presuras alrededor y recuperando varios molinos.
Desde allí pasan el río Ordunte camino de Taranco de Mena, donde fundan el monasterio de San Emeterio y realizan presuras alrededor, incluyendo los núcleos de Fauzes (Hoz de Mena) y Ordelione (Ordejón de Ordunte) entre otros.
Posteriormente se encaminan siguiendo la vía romana que va entre Lulobriga (Reinosa) y Flaviobriga (Castro Urdiales) hacia el territorio de Castilla.
Pasando el monte Cabrío, encuentran las ruinas de una antigua población romana llamada Area Patriniani, posiblemente el actual pueblo de Agüera.
Allí levantan la iglesia de San Martín, realizan presuras en los campos de alrededor y construyeron molinos en el río.
El centro de este núcleo de repoblación será el monasterio de San Emeterio de Taranco. A este monasterio donan Vítulo y Ervigio todas las tierras que han recuperado, en la carta del 15-IX-800.
Es por esa razón, que existen apellidos con tanto abolengo en la zona cerrateña y Baltanás, como los de los Velasco.
Linajes como los de la familia de los Velasco y los Quirós, fueron muy importantes en la zona castellana y más concretamente en la palentina.
Dícese que en Salamanca, durante una cena, los Señores de Velasco y Quirós, se enfrascaron en un duro enfrentamiento verbal, en presencia del Obispo de Salamanca, que para zanjar la discusión, el Obispo intervino: "Antes de que Dios fuera Dios y los peñascos, peñascos, los Quirós eran Quirós y los Velasco, Velasco." Con esta sentencia obispal, probablemente se evitó un más que posible conflicto.
Las soberanías territoriales antes del año 975, se concentraban en el Rey, el cual reunía todos los poderes, aunque el poder de la comunidad emanaba del pueblo.
Los Condes eran los delegados regios removibles que gobernaban diversas comarcas del reino, existían también las Behetrías, que eran una especie de repúblicas o señoríos, que elegían por jefe o señor a quien les parecía, entre los de un determinado linaje.
Las Merindades, comprendían a bastantes municipios, al frente de las cuales estaba un Merino, que actuaba como representante del Rey; entre las Merindades de Castilla, se encontraba la Merindad del Cerrato.
Los Jueces o los Sayones, desde un castillo regían pequeños territorios, llamados Alfoz o suburbios y las aldeas, centros de población local, de entre 5 y 20 familias, cada una con un Concejo de Villa, que era el que gobernaba, aunque también se gobernaba por la costumbre.
Los alcaldes se elegían democráticamente y las asambleas solían celebrarse en los atrios exteriores de las iglesias o plazas públicas, «estando ayuntados a campana repicada según lo habemos por uso e costumbre de nos ayuntar», dice textualmente un acta concejil.
Los pueblos se solían fortificar con una sólida muralla para defenderse de los sarracenos. Durante éste periodo Castilla se dividía en dominios.
Según el Fuero de Palenzuela, similar al Fuero de Castrojeriz y en el denominado como Alfoz de Palenzuela -los alfozes eran también conocidos como tierras-, se puede asegurar que por ejemplo Valdecañas de Cerrato existe al menos desde antes de 1074.

Sancho III, el Mayor
Disponemos de un excepcional documento histórico del siglo XI, en él, el rey Fernando I (1016-1065), hijo de Sancho III el Mayor de Navarra y rey de Castilla y León, anexiona al monasterio de Arlanza, el 1 de Julio de 1048, el de Santa María de Retortillo con sus dependencias.
En el documento se hace una referencia a que este monasterio pertenecía a la familia real desde antes, pudiendo remontarse al Conde Fernán González.
Junto al Monasterio de Retortillo se incorporan a Arlanza estas posesiones: San Millán de Belbimbre, Santa Juliana de Burgos, San Fausto de Cerezo, pozos de sal en Añana, la iglesia de San Román de Carazo, San Juan Bautista de Huerta de Rey, bienes en Quintanaraya, Zayas, Arauzo de Salce y de la Torre; Hontoria de Valdearados; y un monasterio en Valdecañas de Cerrato, entonces denominada Bal de Cannas.
Valdecañas tuvo siempre mayor vinculación histórica con Palenzuela que con Baltanás.
No se conoce la fecha exacta de su fundación, pero se cree que es mucho más antigua que lo que aparece en documentos fehacientes y se fundó probablemente cuando los Condes de Castilla trataron de defender el territorio del Cerrato, lo mismo que Baltanás y otros núcleos.
Su posición en alto con respecto a otras poblaciones fue una de las causas a su favor; en 875, la cuenca del río Arlanza estaba fortificada por Palenzuela y otras villas, fue entonces cuando surgieron con toda probabilidad muchas de las poblaciones del Cerrato.
El Rey Alfonso III el Magno (848-910), hijo de Ordoño I, fue asociado al trono en el 853 y se ocupó del gobierno de Galicia.
A la muerte de su padre, el conde de Lugo, Fruela Bermúdez, entró en Oviedo al frente de un ejército antes de que Alfonso pudiera llegar y usurpó el trono, Alfonso se refugió en Castilla junto a su tío, el Conde Rodrigo.
Rodrigo, y otros nobles, apoyaron la causa de Alfonso y ese mismo año derrotaron a Fruela y lo ejecutaron en Oviedo.
A fines del 866, Alfonso III es coronado solemnemente.
Alfonso III derrotó a los moros y reconquistó el Cerrato, favoreció la venida de los mozárabes, así como de las gentes del Norte, cántabros y vascones, para repoblarlo; fueron gentes que con anterioridad, habían huido de la ocupación sarracena en la zona, repoblando Sahagún (880), Castrojeríz, Ubierna y Burgos (884). Zamora (893), Dueñas (899).
Murió en Zamora junto a Jimena, su esposa, el 20-X-910 y sus restos se trasladaron a Oviedo.
A su muerte su reinó se dividió entre sus hijos: León, Álava y Castilla para García; Galicia para Ordoño; Asturias para Fruela; Gonzalo, que era clérigo, continuó siendo arcediano de Oviedo; y a Ramiro, por su corta edad, se le dio el título de rey pero sin territorio.
Durante el año 974, la zona contó con la presencia del Conde de Castilla, García Fernández y posteriormente de su hijo Sancho García.
La repoblación, fue el hecho histórico más importante que existió en Castilla en la Edad Media, fue proveniente del Norte, de Cantabria y Vizcaya, y pudo deberse a motivos como el de la obtención de tierras de cultivo y a la debilidad del emirato de Córdoba.
Los nuevos pobladores llegaron a los territorios cerrateños, donde no existía ningún tipo de organización territorial, para quedarse.
Muchos de estos repobladores, eran descendientes de antiguos moradores de la zona cerrateña, que decidieron emigrar hacia zonas no controladas por la morisma, más al norte, cuando los árabes invadieron el Cerrato, hacia el Cantábrico.
A su regreso, realizaron presuras de terrenos, restauraron iglesias y recuperaron molinos con el fin de labrarse una nueva tierra donde vivir; cada familia recibía en base al derecho de presura, la superficie de tierra que se podía arar en un día.
Parece ser que los abades o las familias más o menos poderosas, fueron las que protagonizaron las primeras repoblaciones; son varias las aceifas musulmanas, las que todavía pueblan la zona; se crearon fortificaciones para detener a los musulmanes que comandaba Musa II.
Durante el reinado de Ramiro I, hubo un parón en la repoblación por tierras de Castilla.
En esta época Diego Rodriguez, también conocido con el sobrenombre de Porcelos, fue II Conde de Castilla (873-885) tras la muerte de su padre Rodrigo, "por la gracia de Dios”, y con él se creó una nueva línea defensiva siguiendo el curso del río Arlanza.
Después de su muerte, el Condado de Castilla se divide en varios condados entre 885 y 931, fecha en que toma el control de todos los condados el Conde Fernán González, el nuevo “héroe” castellano; de ahí que la zona cercana a los ríos Arlanzón, Arlanza y Pisuerga estuviera jalonada de fortalezas como la del castillo, ubicada en un despoblado llamado «Villobayo», situado a unos 4 km al este de Valdecañas de Cerrato, en las proximidades de la antigua ermita de Santa Ana, a la vera izquierda del arroyo del Castillo, cerca del cerro homónimo, en cuya cima existió la fortaleza medieval, junto a los castillos defensivos de Hornillos, Baltanás y Palenzuela, en este, todavía en la actualidad pueden admirarse tramos de la muralla, así como una de sus puertas, la de "La Paz".
Zona donde estuvo el Castillo de Valdecañas
Durante la primera repoblación entre el 850 y el 975, aplicando la tradición jurídica romana, todas las tierras abandonadas, siendo todas las de la meseta, pasaron a propiedad del Rey.
En el 873, el Conde Rodrigo que luchó primero contra Musa ibn Musa, y luego contra Mohamed I, consiguió consolidar el Condado de Castilla, que ya con Alfonso III el Magno, aparece configurado.
Tras el triunfo del rey Ramiro II, asciende un nuevo dirigente que a la larga será el verdadero conformador de Castilla como unidad política e histórica, Fernán González, hijo de Gonzalo Fernández, Conde de Lara, (al cual se le consideraba como un héroe), identificando a España con Castilla.
Fernán González, fue Conde de Castilla y de Alava (931-944 y 945-970); la historia le ha otorgado el título de "el Buen Conde".
El “Poema de Fernán González”; en la primera estrofa en la que se refiere a González en estos términos: «Dijo don fray Pelayo delante su señor: Fágote, el buen Conde, de tanto sabidor. Que quiere la tu facienda guiar el Criador; Vencerás todo el poder del moro Almozor.»
De la cultura mozárabe, nos han quedado algunas aisladas muestras, en la toponimia y origen de muchos de los pueblos de la comarca cerrateña, donde también hay vestigios arquitectónicos y artísticos de mucho valor de aquella época.
Las fuentes naturales eran patrimonio de la comunidad, así como también los bosques, aguas y pastos; esta propiedad colectiva coexistía con la privada de las casas y las tierras de labor.
Los concejos hacían rechazo de los mandatos reales que estimaban contrarios a los fueros, de ahí proviene la histórica frase castellana: «Las órdenes del Rey son de acatar, pero no son de obedecer si son contra fuero».
Durante la época de la Reconquista, entre los repobladores se encontraban gentes procedentes del Norte, como los cántabros, llegados a la zona del Cerrato, a través de la «ruta de los foramontanos», y no pocos mozárabes provenientes de Al-Ándalus, o parte de la población musulmana que permaneció bajo el orden de los señores cristianos en los territorios conquistados; estos convivieron con el colectivo judío existente, por ejemplo en la judería de Palenzuela.
LA REPOBLACIÓN EN EL CERRATO PALENTINO
ANTECEDENTES
En un principio, allá por los albores del siglo VIII, la expansión musulmana se realizó de manera rápida por toda la Península Ibérica hundiendo en la miseria a los antiguos pobladores visigodos.
Sanchez Albornoz, habla de despoblamiento total al paso de las hordas árabes; Menezdez Pidal, indica que nunca se despobló del todo; los textos árabes indican que las tierras cerrateñas, lo mismo que otras aledañas, fueron asoladas además, por una tremenda y prolongada sequía , que obligó, tanto a los cristianos como a los bereberes, a replegarse hacía zonas más propicias.
Estas circunstancias facilitaron las campañas de Alfonso I, el Católico, yerno de Don Pelayo, y su hijo Fruela, que desertizó los "campos quos dicunt goticos usque ad flumen Dorium eremanit", prendiendo fuego y arrasando todas las villas y ciudades.
La crónica de Alfonso III añade que "en todos los castros, villas y aldeas que ocupó, mató a todos los pobladores árabes y a los cristianos se los llevó consigo, sus rebaños y enseres a las tierras del Norte".
Se ubicaron en tierras cántabras de Liébana, Reinosa y Santander, otros lo hicieron en Losa, Mena, Carranza o Encartaciones, en definitiva, fue una repoblación masiva de lo que hoy conocemos como Asturias, Cantabria y parte de Burgos y Vasconia ( Bardulia o Vardulia); como consecuencia, hubo un aumento importante de la población en los valles cántabros al recibir a los hispanogodos y mozárabes, que llegaban huyendo del invasor desde las llanuras de los rios Arlanza, Pisuerga y Duero.
Hubo un cambio en los hábitos y formas de vida de los cántabros y vascones, asimilando las instituciones hispanogodas y transformando sus comportamientos culturales, sociales y económicos, hasta entonces muy atrasados, en un "proceso de aculturación", influjo del monacato, que se instala en estos valles, fundando cenobios y monasterios, especialmente en los territorios de Liébana y Bardulia , en los siglos VIII, IX y X.
Con motivo de la crisis mozárabe en Al-Andalus y la revuelta "muladí" -cristianos pasados al islam-, se debilitan sus dominios en los territorios que ocupa el actual Cerrato palentino; la densidad de población, que el historiador Plinio daba para el "conventus asturiense" ,una población que no llegaba a 6 habitantes por km2, a partir de la huida de los habitantes de la Meseta hacia los refugios del Norte, los valles cantábricos se superpueblan.
Esta huida de los cristianos , seguidos de sus obispos, es descrita así por un Anónimo Mozárabe: "Dirigiéndose fugitivos a las montañas, sucumben de hambre" .
Por otro lado, “La Crónica de Alfonso III” dirá: " Entre los godos que no perecieron por la espada o de hambre, la mayoría se refugió en esta patria de los asturianos" y el monje de Arlanza dice: "Eran en poca tierra muchos hombres juntados. Visquieron castellanos grand tiempo mala vida; en tierra muy angosta de viandas fallida. Lacerados muy grand tiempo a la mayor medida; véyense en grand miedo con la gent descreyda".
LA REPOBLACIÓN
La primera repoblación se realizó entre el 850 y el 975, que sin banalizar el tema, alguien ha comparado el fenómeno repoblador foramontano de Castilla y por ende del Cerrato, con la conquista del Oeste americano.
La ruta de los Foramontanos constituye uno de los caminos históricos más importantes y relevantes de la comarca.
Esta fue una de las vías utilizadas por aquellos que repoblaron el norte de Castilla en los siglos IX y X, fenómeno del que se tiene constancia a través de los Anales Castellanos Primeros, donde se cita textualmente: “en la era 852 salieron fuera de las montañas de Malacoria y vinieron hacia Castilla”, y posteriormente en el fuero de Brañosera: “al camino por el que discurrían asturianos y cabuérnigos”.
Además de estas referencias históricas escritas, a lo largo de la ruta existen numerosos restos de monasterios y necrópolis, todos ellos datados entre los siglos VIII y IX, así como toda una serie de asentamientos que ponen de manifiesto la importancia que esta ruta tuvo en el pasado.
Aunque hay un camino principal que discurre por el valle del Saja y llega hasta Ozcaba, esta ruta tenía diversas variantes y ramales que permitían la comunicación con valles aledaños y que ofrecían alternativas de paso.
Los impulsores de tan impresionante aventura fueron gentes humildes y tras ellos, reyes, condes y abades; a estos últimos les interesaba ocupar zonas deshabitadas y ponerlas en cultivo, lo que supondría por parte de las autoridades dar todo tipo de facilidades a quienes quisieran repoblar aquellos territorios.
Más que repoblar, se podría decir que era organizar aquel territorio abandonado a su suerte.
La tierra pertenecía al rey y cualquiera podía hacerse dueño de ella por el simple hecho de roturarla u ocuparla sin más, este fenómeno se conoce como "de presura"; esta se hace efectiva no cuando se ocupa, sino cuando se trabaja y explota.
Los primeros repobladores del Cerrato van a convertirse en pequeños propietarios libres; si la presura denota una sociedad desorganizada, la repoblación concejil será, más tarde, un nuevo paso hacia el sistema organizado, dando lugar a los municipios con sus límites perfectamente marcados por los reyes y condes, que los enriquecerán con fueros y cartas-pueblas.
El poema de Fernán González lo canta así: "Villas y castillos tengo, todos a mi mandar son; dellos me dejó mi padre, dellos me ganara yo. Los que me dejó mi padre poblelos de ricos hombres, los que yo me hube ganado poblelos de labradores. Quien no había más que un buey, dábale otro que eran dos; el que casaba su hija le daba yo rico don; cada día que amanece por mi hacen oración..."
Esta repoblación tan singular de hombres libres, que se da en el territorio que con el tiempo se llamará Castilla, comienza en el año 800.
El conde Rodrigo reorganiza el movimiento repoblador tras la ocupación de las fortalezas de Amaya, Mave y Saldaña.
Amaya
Se traduce todo ello en privilegios, libertades, exención de impuestos y cargas fiscales para favorecer la expansión en toda la zona cerrateña.
Los condes levantan sus fortalezas y castillos para defender a quienes trabajan en el llano; ejemplos son los de Palenzuela, Baltanás, Valdecañas, Hornillos, etc.
Castillo de Hornillos de Cerrato
Los monjes hacen una repoblación monástica con predominio de la riqueza ganadera sobre el cultivo, un ejemplo es el Monasterio de San Pelayo Martir, en Valdecañas, según documento de Doña Jimena, esposa del Cid.
El sistema de ocupación de la tierra tiene una estructura social abierta que ya se podría llamar "democrática, pues aquellos hombres libres se rigen por sus propias costumbres locales antes que por el rígido Fuero juzgo".
Dirá Sánchez Albornoz, que la intervención popular en la vida política era directa, fruto de "ese dramático resistir y batallar de un pueblo libre en que se habían fundido tres razas como la cántabra, la germana y la vasca".
Debo puntualizar, las razas que denomina Albornoz como vascas o cántabras, dudo que sean comparables con la germana.
LOS FORAMONTANOS
La palabra "foramontano" se deriva de las latinas "foras monte" = fuera de la montaña.
Foramontano
Hacia el año 814, los Anales castellanos dan la noticia: "Exierunt foras montani de Malacoria et venerunt ad Castella".
Perez de Urbel comenta el texto diciendo que: "es una emigración en masa de gentes de las estribaciones orientales de los Picos de Europa, donde estan las Mazcuerras, hacia Bricia, Campoo, Saldaña. Bajan de Cabuérniga y Cabezón por la Braña del Portillo hasta el nacimiento del Ebro; pasan cerca de Reinosa y al penetrar en la llanura se convierten en "foramontanos".
La repoblación Norte-Sur, fue salir de los montes hacia las tierras castellanas; esta salida y emigración para algunos como Ibn Idhari, fue forzada por un hambre generalizado; para otros, fue la audacia, la aventura o la ambición.
Dice Jusué: "El término foramontano, responde a un concepto de geografía humana y alcanza a los habitantes de estirpe astur, cántabra y vasca que ocupaban las comarcas situadas al sur de nuestra Cordillera Cantábrica".
La Ruta de los Foramontanos que nos ocupa, pasaba por Cabuérniga y los Sejos, llegaba a Campoo, atravesando el Puerto de la Palombera y cruzando el río Camesa, continuaba por Brañosera, por el puente romano de Nestar y seguía el curso del Pisuerga hasta adentrarse en Tierra de Campos y el Cerrato.
Para estas gentes de tan distintas procedencias y culturas, la parte de las llanuras cerrateñas , aparece como una tierra de promisión, soleada y rica de pan llevar, donde aquellos hombres -mitad guerreros, mitad trabajadores-, poniéndose en marcha a toque de bígaro, arreaban las vacas tudancas y avanzaban, azada al hombro y espada al cinto hasta llegar a su destino, quizá las riberas de los ríos y arroyos cerrateños.
Se desplazaban de norte a sur lentamente, cultivando tierras y defendiéndolas tras las fronteras naturales de ríos como Arlanzón, Arlanza y Pisuerga, viviendo a la sombra de los castillos que reforzaban aquellas mismas rayas fronterizas; aquí experimentan la dureza de la vida y la pobreza de aquellos tiempos.
El foramontano, que había salido del norteño valle angosto y húmedo, se asentaba en la meseta o el páramo y en ese momento comenzaba un valiente, que luchaba con una mano y con la otra cultivaba su campo y alzaba su casa. Estos hombres se movían impulsados por un instinto de libertad, amparados por el Fuero; era la exigencia de su libertad, lo que se podría llamar "democracia" castellana, que tiene su expresión en el "concejo abierto y a campana tañida", en el pórtico de las iglesias.
Nacieron los jueces que se encargarán de resolver por el sistema de "albedrío" los espinosos asuntos comunes.
Obispos y clérigos, abades y gasalianes, libres y siervos comenzaron a ocupar, a deforestar, a labrar la tierra inculta y a llenarla de pueblos con nombres de raíces cántabras, vasconas, mozárabes y visigodas.
Dirá el juglar: "Harto era Castilla pequeño rincón cuando Amaya era cabeza y Fitero mojón".
Empiezan a ser cultivadas las ricas tierras cerealistas en el límite de los tres antiguos pueblos, Vacceos, Turmogos y Cántabros, por el que cruzará la calzada romana que a partir de aquellas fechas se inscribirá en la historia como "camino de foramontanos".
Diego, hijo del conde Rodrigo, continuará el avance hacia el sur repoblando Villadiego y el Cerrato palentino, en el año 881.
Como ya hemos indicado, en la repoblación son límites de referencia y seguridad los ríos, el Pisuerga, en el occidente, y de norte a sur, Arlanzón, Arlanza y Duero; junto a ellos se van levantando castillos y fortalezas, tales como Monzón y Dueñas junto al Pisuerga; junto al Arlanzón, Castrojeriz; a orillas del Arlanza, Carazo, Lara; junto al Duero, Roa, Peñafiel, entre otros muchos incluido el de Baltanás, Valdecañas, Palenzuela o el de Hornillos.
Dirá Peréz de Urgel que "no se da un paso sin levantar un castillo". Alguien añadirá que las tierras cerrateñas, junto al Arlanza y el Arlanzón fueron "el granero que mató el hambre secular de los foramontanos".
En la etapa que va del 850 al 911 y coincidiendo con los grandes Condes de Castilla, estos aprovechan las nuevas oleadas que salen de sus refugios "intramontanos" para extender la frontera y la repoblación hasta el Duero.
Como se ha podido deducir en muchos casos los apellidos que pueblan los municipios cerrateños, son de origen "foramontano", osea de procedencia cántabra, vascongada o más concretamente de la Bardulia.
Esto es, a grandes rasgos, el fenómeno de la histórica repoblación castellana llevada a cabo por unos protagonistas llamados "foramontanos", con los que nos ha llegado su influencia montañesa.
junto al río Saja.
He aquí unos nombres entrecruzados, unidos, en el momento en que como se dice en el Cantar de Mío Cid: "a priessa cantan los gallos / e quieren quebrar albores".
Esto significa que cuando los gallos de nuestra empresa histórica del Medioevo quieren quebrar albores para empujar a la morisma a sus lejanos reductos, se presenta lo cántabro, lo vascón y lo castellano, como una masa común.
El Cerrato es uno de los goznes o rincones de la historia de España.
En 1070, una tal Domenga, donó al Monasterio de San Pedro de Cardeña, diversas heredades en "Bal de Kannas", conjuntamente con unas viñas de Soto de Yuso -Soto de Cerrato-. En 1078, Valdecañas figura como población importante.
El Padre Luciano Serrano y Pineda, en su Cartulario publicado sobre San Salvador de El Moral -1906-, identificó Valdecañas, con Valdecañas de Suso -arriba- y no Valdecañas de Yuso -abajo-, que debía estar al pie de la de Suso, con posterioridad.
En 1113, Jimena, esposa de El Cid, se dice que vendió el Monasterio de San Pelayo, de Valdecañas (...) o en el cercano Cevico Navero (...), de la Orden Mostense o Premostratense, al Cabildo de la Catedral de Burgos.
El Monasterio de San Pelayo en Cevico Navero, es de 934.
En 1145, bajo la protección de Alfonso VII, pasa a los Canónigos Regulares y en 1156 o 1159 a los Premostratenses, que fue filial de Nuestra Sra. de la Vid (Burgos). Parece que más bien Doña Jimena Díaz, no vendió el señorío de Valdecañas, lo que efectuó fue la venta de sus propiedades.
El documento dice así: "Es de mi agrado venderos aquella mi heredad de Valdecañas. Está aquella heredad integrada por el Monasterio de San Pelayo Mártir, con sus casas y solares, con tierras y viñas y molinos y prados y todo lo que a él pertenece, en el precio de 500 sueldos de plata."
En el siglo XI, el rey Fernando I, agregó varios monasterios al de San Pedro de Arlanza, entre los que figuraba San Facundo y San Martín, de Valdecañas de Cerrato En 1183, siendo canónigos de Burgos, Cristobal y Pedro, se vendió una heredad de Valdecañas, por 500 sueldos, según "Actas del Congreso Internacional sobre El Cid" (1999).
En el siglo XII, tal vez se construyó el primitivo templo parroquial de estilo románico y los lugares de "Valdecañas" y "Villobayo", seguían perteneciendo al Alfoz de Palenzuela.
En 1352, los lugares de behetría de la Merindad de El Cerrato, pertenecían a Juan Rodríguez de Sandoval, nombrado caballero en Burgos, por el Rey Alfonso XI de Castilla en 1330, junto al que lucho en la reconquista de Algeciras en 1344; era propietario de behetrías en Baltanás.
Caballero y vasallo de la Orden de Santiago y de la de San Juan; estuvo casado con Juana de Castañeda y murió asesinado en Quintana del Puente.
El señorío natural de dichos lugares pertenecía a la Casa (linaje) de los señores de Lara, Vizcaya y Valverde. Los Infantes de Lara eran siete hijos de Gonzalo Bustos, Señor de Salas y Lara.
También tuvo mucha influencia en el Cerrato, el linaje de la familia de los Velasco, Condestables de Castilla.
María de Castañeda, emparentada con el Gran Maestre de la Orden de Alcántara y la Casa de Zúñiga, cobraba rentas en Baltanás, heredadas a su vez de Juan Gómez de Castañeda -1325-, casada con Fernán Sanchez de Velasco, II Señor de Medina de Pomar.
En el códice Becerro de las Behetrias de Castilla, aparece que la población de Valdecañas de Cerrato perteneció en lo eclesiástico a la Diócesis de Burgos, hasta el año 1955, en que fue agregada al Obispado de Palencia, siendo obispo, José Souto Vizoso (1949-1970).
EDAD MODERNA
En 1475, durante el reinado de los Reyes Católicos, Valdecañas de Cerrato y el despoblado de Villovayo, respectivamente, seguían perteneciendo a la Merindad de el Cerrato y satisfacían de tributos, 6.864 y 607 maravedíes cada uno.
La Reina Católica, Isabel la Católica, expidió Real Cédula, imponiendo a los pueblos de la Merindad del Cerrato una contribución: "A vos el Concejo de Valdecañas de Suso: seys mill e ochocientas e sesenta e quatro maravedís. A vos el Concejo de Valdecañas de Yuso: cuatro mill e trezientos e veynte e nueve maravedís"; de lo que se deduce que Valdecañas de Arriba -Suso-, era mayor que la de Abajo -Yuso- y que además, las dos poblaciones seguian existiendo durante el susodicho 1475.
En cuanto al costo de una sepultura, se pagaba hasta el 1516, 28 maravedís, después un real.
Por aquella época, la Reina Juana I de Castilla, llamada la Loca (1479-1555), tercera hija de los Reyes Católicos, paseó después de muerto, el cadáver de su marido Felipe el Hermoso por las tierras del lugar, pernoctando en el castillo de Hornillos de Cerrato, en su camino hacía Tordesillas; en 1507, en Torquemada, dio a luz a su hija póstuma Catalina de Austria, llamada la Torquemadina, que posteriormente fue reina de Portugal.
En 1484, el 4 de febrero, según documento (AGS. Sello. fol. 56), Bernardino Pérez de Sarmiento, Conde de Ribadavia y Adelantado de Galicia, este título se lo otorgó Enrique II, en 1442, a su antepasado Pedro Ruiz Sarmiento y era el que le daba realmente el poder; tenía la villa de Hornillos de Cerrato, como herencia, pero tuvo problemas con los vecinos y por ello le reprimió el Rey.
Ésta villa arrendó los términos de Valdecañas de Yuso, que sembró, pero luego fueron alquilados a Alfonso Enriquez (Almirante de Castilla), que tomó posesión inmediata de los mismos.
El nuevo arrendamiento no causaba efecto hasta que se hubiera recogido la cosecha del primero. Bernardino, era hijo de Diego Pérez de Sarmiento, Conde de Santa Marta de Ortigueira y de Teresa Zúñiga. que casó con María Pimentel y Castro; posteriormente ella adujo malos tratos para separarse de él; murió en1522.
En 1488, los mismos lugares y otros de la misma merindad pagaban a María de Castañeda, cierta cantidad de maravedíes; esta tomó el hábito como Comendadora del Real Monasterio de Frailas Comendadoras de la Orden de Santiago de Santa Eufemia de Cozuelos o Cozollos - provincia de Palencia-, dejando el mayorazgo a su sobrino.
Los Castañeda, se consideraron muy vinculados a los Zúñiga y a los Velasco y por supuesto a Baltanás.
Pedro de Zúñiga, marqués de Aguilafuente, señor de Baltanás, Castroverde y Sicara., perteneciente a la casa de Zúñiga. Virrey del Reino de Nápoles (1579-1582) y Presidente del Consejo de Estado, compró al Emperador Carlos I, los terrenos de Baltanás y Valdecañas; también adquirió parte del Señorío de Villaviudas a los descendientes de Pedro Acuña, el “Viejo”.
A primeros del siglo XVI, Valdecañas figuraba entre los bienes aportados por Teresa Sarmiento, hija del Conde de Santa Marta, en su matrimonio con Pedro Acuña «el Viejo», segundo Señor de Villaviudas.
Heredera de Mencia Sarmiento -1350-, con propiedades en Valdecañas y Baltanás, casada con Pedro Fernández de Velasco, II Señor de Medina de Pomar,
Doña Mencia es la que propuso y avaló la construcción de la Casa del Cordón de Valdecañas de Cerrato.
Según el inventario de bienes de la dote, incluían, casas, molinos, ovejas y heredades de Valdecañas, también aportó casa y vasallos de Baltanás; la dote se evaluó en más de 2.500.000 maravedies.
Pedro Acuña, se volvió a casar en segundas nupcias con María de Robles.
En 1543, Diego Acuña, «el gran cortesano», pariente de Pedro «el Viejo», era caballero de la Orden de Santiago y para que nos hagamos una idea de cómo se criticaba a los aristócratas, este es un ejemplo de texto satírico de la época: "A ti, Fray Diego de Acuña, que eres medio bachiller, que puedes muy bien hacer, el testamento en una uña."
A mitad del siglo XVI, se construyó en Valdecañas, la "Casa del Cordón", de estilo plateresco, que nos recuerda el paso de la Orden Franciscana por el municipio; su porte, recuerda la importancia y relevancia que tuvo en el pasado.
Es similar a las otras "Casas del Cordón" existentes en Burgos, Palencia, Bilbao, Vitoria, Zamora, Monterrubio de la Serena, en Badajoz y en Santa María del Campo, en Burgos.
Actualmente su aspecto exterior como interior, se encuentran castigados por el paso del tiempo. Pertenece a la Iglesia Católica.
La diferencia con la de Burgos, por ejemplo, es que la burgalesa es una construcción civil del gótico tardío, que fue el palacio de los Condestables de Castilla, vinculados a su vez por herencias, al municipio de Valdecañas de Cerrato y Baltanás.
Doña Mencia de Mendoza y Figueroa, esposa de Don Pedro Fernández de Velasco, VI Condestable, era muy devota de San Francisco y por ello mandó esculpir el cordón franciscano en la fachada. Posteriormente, el acervo popular, dio nombre al edificio.
Durante esta época, los Enríquez, Almirantes de Castilla, recibían los tercios de la villa de Palenzuela y de su tierra, en la Mesa de Valdecañas.
El término de Valdecañuelas lo sembraban entre los de Torquemada, Hornillos de Cerrato y los de Valdecañas. También se cree que por esos días, «El Castillo» podría haber estado en uso, hasta que en 1516 se despoblaron los poblados de Villovayo y Roblecinto, anejos al mismo.
En Valdecañas de Cerrato existían 6 Cofradías, la del Santísimo, la Vera Cruz, la de Ánimas, la de Nuestra Señora del Rosario, la de Nuestra Señora la Virgen del Campo -en honor a la patrona del municipio- y la de San Nicolás de Bari -patrono de la villa-.
Por entonces Valdecañas poseía cinco templos, la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari y las ermitas de Ntra. Sra. la Virgen del Campo, San Lorenzo, Santa Ana y La Magdalena; también existía un hospital, con dos camas, cuyos gastos eran sufragados por el Concejo.
Cursó en este año visita el Obispo, que participaba en el octavo de los diezmos.
En 1675, Baltanás y Valdecañas, eran señorío del Almirante de Castilla, Enriquez, señor de Palenzuela.
En 1702, las ermitas de La Magdalena y la de Santa María de Cañuelas, se hallaban en ruinas y la población era de 36 vecinos.
En 1752, cuando se llamaba Baldecanas de Arriva, era villa de señorío del Partido de Palenzuela, en la provincia de Valladolid, con alcaldes ordinarios; sobre la pertenencia de dicho señorío había pleito pendiente entre la Duquesa de Alba y la Condesa de Benavente.
Había en Valdecañas también un molino harinero que pertenecía a Pedro Montoya -residente en San Cebrián de Buena Madre- y 28 colmenas diseminadas por el campo. Los ingresos anuales que percibía la villa por los bienes del Común, ascendían a 509 reales.
Lo que está también demostrado, es la importancia que tenían en la comarca del Cerrato, en sus respectivas épocas estos linajes, los Sandoval, los Castañeda, los Sarmiento, los Pimentel, los Zúñiga, los Velasco, los Alba, los Lara, los Vizcaya, los Valverde.
Quiero hacer mención a un tema no menor, la relación que desde la época de la reconquista tuvo la comarca cerrateña con Córdoba, pues fueron muchos los cerrateños, baltanasiegos y valdecañeses, que lucharon contra los moros en tierras cordobesas, a las órdenes de los diferentes capitanes castellanos que los mandaron. Por poner un ejemplo, existe el escudo del apellido Valdecañas, siendo: De azur, una reja de arado en oro.
Escudo del apellido Valdecañas
Su linaje es de origen castellano, que pasó a Andalucía, principalmente a la provincia de Córdoba, en Lucena y en Priego de Córdoba; también se asentó en Sevilla y posteriormente saltó a Argentina.
Caballeros de este linaje probaron su nobleza para entrar en la Orden Militar de Santiago, la Orden de Alcántara y la Orden de Carlos III, ante las Reales Chancillerías de Valladolid y Granada; y en la Real Compañía de Guardias Marinas.
Al mismo tiempo existe un Marquesado de Valdecañas, y se considera por estar documentado, que corresponde al municipio cerrateño esta rama familiar, instalada en Lucena (Córdoba).
Este linaje, desciende del rey Fernando I, el Magno, de Castilla y León, y de los Sandoval, de los Zúñiga y de los Lerma. En base al origen Sandoval, apellido castellano, con raíces cerrateñas, es por lo que la procedencia del nombre del Marquesado, es de Valdecañas de Cerrato y no de ningún otro.
El primer Marqués de Valdecañas, Melchor de Avellaneda Sandoval Rojas y Ramiro, luchó en la batalla de Villaviciosa, el 10 de diciembre de 1710, junto a Felipe V y coincidió en época y lugar -provincia de Córdoba- con Tomás González de Tevar, valdecañés, Canónigo racionero de la Catedral de Córdoba y Comisionado del Santo Oficio de la Inquisición, impulsor de la “valdecañesa” Fundación Obra Pía de Tevar.
En 1849, el titular del Marquesado era Rafael Benjumea y Cabeza de Vaca, de Málaga.
Hubo otro Marqués, Agustín Ruiz Soldado y Gómez de Molina, que en 1881, fue Senador por la provincia de Almería.
También hubo otro perteneciente a la familia Valdecañas, Antonio Rafael Domínguez y Valdecañas, que llegó a ser Obispo de la Diócesis de Guadíx-Baza (1855-1865).
Según el libro de Manuel Glez. de Molina y Antonio Parejo Barranco, "La historia de Andalucía a debate", hubo también un Condado de Valdecañas, creado en 6-6-1791.
El primer Conde de Valdecañas fue, Antonio José de Valdecañas y Piedrola; el II Conde, Pedro Pablo de Valdecañas y Ayllón de Lara, combatió durante la Guerra de la Independencia, contra el General Dupont, a las órdenes del General Echavarría, Marqués de Puentefiel y posteriormente Ministro de la Guerra (1813), en la batalla del puente de Alcolea, acceso a la ciudad de Córdoba, el 7-6-1808, que ganó el general francés.
Al respecto, el Conde, comentaría años después al referirse al suceso: “el paisanaje tan ignorante como indisciplinado, incurrió en lo que tantas veces se ha repetido tristemente en esta guerra, ir hacia el peligro manifestando gran resolución que luego momentáneamente se disipa”.
Posteriormente, estos mismos soldados, voluntarios, estuvieron a sus órdenes y serían inmortalizados por su actuación en la batalla de Bailen.
En 1840, Antonio Cayetano Valdecañas y Tafur (1793. Lucena -Córdoba), alcanzó el estatus de Senador y el de Vitalicio en 1858.
El último Conde de Valdecañas es Antonio Alvarez de Sotomayor y Valdecañas.
Con esto termino, esperando que os haya servido este artículo, para saber un poco más sobre lo que ocurrió antaño en nuestras queridas tierras cerrateñas y sus protagonistas, vinculados a ellas, que hicieron que Baltanás, Valdecañas y otros municipios de la comarca fueran dignos protagonistas de la historia de unos pueblos con mucha historia, a ellos, a los “baltanasiegos.
FIN
Comentarios
Publicar un comentario