CERRATEANDO - LA CANTERÍA Y OTROS OFICIOS DE LOS DE TRASMIERA. SU TRABAJO EN BALTANÁS Y EL CERRATO
LA CANTERÍA Y OTROS OFICIOS DE LOS DE TRASMIERA
SU TRABAJO EN BALTANÁS Y EL CERRATO
LA CANTERÍA Y OTROS OFICIOS DE LOS DE TRASMIERA
SU TRABAJO EN BALTANÁS Y EL CERRATO
Amigos el tema que voy a tratar en el este artículo es referente a los canteros de Trasmiera (Cantábria), principalmente, otros oficios y su relación con el Cerrato palentino y por supuesto, con Baltanás.
Quiero que este artículo sobre los canteros de Trasmiera sea un pequeño homenaje a los que tras la repoblación, contribuyeron con sus obras y trazas, con su arte a la construcción de edificios de sillería, que hoy unánimemente consideramos obras de arte monumentales.
Es sobradamente conocida la fama de los canteros de Trasmiera en lo referente a su buen hacer en su oficio-arte con la piedra, pero me interesó también el cuando, como, el porqué y para qué llegaron al Cerrato y como se integraron los cántabros socialmente en el sistema de vida de los "cerrateños" que ya residían en los pueblos del mismo.
No es ilógico pensar que mucho les debía interesar llegar a tierras castellanas, abandonando las suyas y por supuesto que quedarían asombrados al ver que sus montañas, prados verdes y la costa de su Cantabria natal, la habían cambiado por los páramos, las llanuras palentinas y los valles del Cerrato, e intuyeron con nostalgia que lo echarían mucho de menos.
Los castellanos, leoneses, riojanos, alaveses, portugueses y otros muchos pueblos de la Península Ibérica tienen sobrados motivos para estar orgullosos de sus numerosas y magníficas catedrales, palacios, conventos, ermitas, puentes, iglesias y un largo etcétera, obras en las que las manos de los canteros de Trasmiera tuvieron mucho que ver, pero muy pocos conocen el origen de estos artistas y menos aún el pequeño territorio del que proceden en su inmensa mayoría.
Trasmiera está situada en la zona nor-oriental de Cantabria, por el norte el territorio está bañado por el mar Cantábrico, desde la bahía de Santander, hasta la bahía de Santoña y el nombre le viene de ser la tierra que está "Tras el Miera", río que nace en el Portillo de Lunada.
En el siglo XIV, Trasmiera se convierte en Merindad, territorio gobernado por un merino (alto funcionario), elegido por el monarca castellano-leonés y esto da carácter de realengo a estas tierras, cuyos habitantes no reconocían más señor que el propio rey, al que prestaban sus servicios, a cambio, gozaban de privilegios como la exención de impuestos o de obligaciones militares para su autodefensa.
Trasmiera es por tanto tierra de hidalgos, motivo por el que aún se encuentran tantas casonas blasonadas repartidas por toda la Merindad. Cuando en 1834, Trasmiera desaparece como jurisdicción administrativa, queda fragmentada en los 19 municipios actuales.
La fama de los maestros canteros de esta comarca se remonta a la Edad Media. El oficio de cantero tenía una buena preparación y era tradicional y conocido más allá de sus fronteras trasmeranas. Durante los siglos XV al XVIII se dio el gran auge en España, Portugal y colonias americanas a su trabajo.
Esta claro que en la Edad Media, la importancia de señoríos monásticos y nobiliarios, favorecieron la llegada de los canteros para que fueran ellos los que construyeran los edificios importantes para las familias predominantes civiles y las comunidades religiosas.
Comenzaré por el cuando y como llegaron al Cerrato.
Los de Trasmiera, se unieron a los repobladores que se trasladaron de Cantábria a la meseta, pues fue entonces cuando paralelo al avance militar, se produjo un proceso de repoblación con el asentamiento de población cristiana en territorios conquistados, que podía provenir de los núcleos septentrionales (de tierras montañosas, pobres y superpobladas).
Entre la cordillera Cantábrica y el río Duero, había una verdadera "cultura de frontera", el rey atribuía durante los siglos VIII y XI, tierras deshabitadas a hombres libres que debían defenderse a sí mismos en un entorno inseguro, y ocupar la tierra que ellos mismos iban a cultivar (presuras).
A medida que la frontera se alejaba hacia el sur, la independencia inicial que caracterizó el espíritu del condado de Castilla (caballeros-villanos, behetrías) se fue sustituyendo por formas más equiparables al feudalismo europeo, con el establecimiento de señoríos monásticos y nobiliarios. El siglo X fue clave en el proceso de colonización de las tierras así incorporadas, cuya población anterior debía ser muy escasa y carente de organización, además el proceso colonizador era parte de la expansión dinámica de una sociedad coherente o en camino de adquirir esa coherencia, hasta hacerla cristalizar tanto en formas de poblamiento como en formas de pensamiento y organización comunes.
Comarca de Trasmiera en Cantabria
Se reconocen tres condiciones que favorecieron la aparición de canteros en la zona de la Merindad de Trasmiera, la existencia de canteras (parece evidente), la instalación de ferrerías, movidas por el agua de los ríos, para obtener útiles de trabajo y la tercera, que la condición de la "hidalguía", permitía la movilización de los canteros, a diferencia de los campesinos, que estaban sujetos a la tierra y sus labores.
Es en 1834, cuando Trasmiera desaparece como jurisdicción administrativa y queda fragmentada en los 19 municipios actuales.
Hoy se puede decir que Trasmiera es conocida por sus pueblos costeros, Galizano, Ajo, Isla, Noja, Santoña y que es foco de turistas durante el verano, pero Trasmiera fue cuna de grandes artistas durante la Edad Moderna, dejando su huella en la Península, Portugal y América.
La llegada de los repobladores cristianos se testimonia no solo en lo más evidente, como edificaciones civiles, religiosas o enterramientos, sino también con cambios en la cultura material, como la denominada "arquitéctura y cerámica de repoblación".
Porqué y para qué llegaron los canteros de Trasmiera al Cerrato.
Los canteros llegaron al Cerrato, para quedarse y se quedaron porque tenían mucho trabajo que hacer y había que cumplir con los deseos de construcción arquitectónica que los nuevos repobladores, los nobles, los comerciantes y los funcionarios, en lo civil y en lo religioso; que decir de los innumerables edificios labrados por los de Trasmiera, a lo largo y ancho del Cerrato palentino.
Hubo una relación entre los canteros llegados de la Merindad de Trasmiera y los repobladores de Palencia y por supuesto el Cerrato, llegados del norte de la Peninsula, Cantabria, Asturias, las Vascongadas, la Bardulia, que quedó reflejada en una mezcla de costumbres y hábitos, en los apellidos y en el arte.
Algunos apellidos extendidos por el Cerrato palentino y Baltanás, son referencia "trasmierana", como Cantera, Cantero o Solorzano.
En la provincia de Palencia y en el Cerrato, al ser esta una puerta de entrada de los repobladores, tanto de Cantábria, desde donde procedían los canteros de Trasmiera, como de la Bardulia burgalesa, especialmente, dejaron diseminadas numerosas muestras de su “oficio-arte”.
De inmediato se pusieron manos a la obra y a disposición de los maestros canteros.
En Baltanás, capital histórica del Cerrato palentino, las obras que dejaron principalmente los de Trasmiera, fueron la Ermita de Nuestra Señora de Revilla que data del siglo XVII-XVIII.
Ermita de Ntra. Sra. la Virgen de Revilla
La iglesia de San Millán del siglo XVI, se eleva en la parte más alta de la localidad. Está formada por una robusta torre, y tres naves de estilo renacentista. Destaca, en el retablo mayor de estilo Barroco, la imagen del monje titular del templo y de un Cristo del siglo XIV. Además de otro retablo del siglo XVIII con relieves y esculturas marianas.
Iglesia de San Millán
El antiguo Convento de San Francisco. Fundado en 1587 por Don Pedro de Zúñiga y Doña Ana Enríquez de Cabrera, primeros marqueses de Aguilafuente, dueños de Baltanás, según la carta de venta que el emperador Carlos V firmó en Valladolid el 21 de septiembre de 1543. Don Pedro de Zúñiga encargó las trazas del edificio y costeó su edificación. Parte de la piedra que se utilizó para levantar el convento procedía de una construcción que se desmanteló en la Dehesa de Valverde.

Convento de San Francisco - Baltanás
El Palacio-Hospital de Santo Tomás, se trata de un palacio barroco del siglo XVIII, La fachada principal es lo que más llama la atención, con una gran abundancia de decoración. El segundo tramo tiene un almohadillado de piedra, mientras que en el primero los sillares no llevan líneas de separación. Lo más característico es un gran friso quebrado formado por triglifos y metopas decorados.
Palacio de los Marqueses de Aguilafuente
Situado a la entrada de Baltanás, hay una Casa solariega del siglo XVII de los Inquisidores Calvo, labrada en sillería. Actualmente este edificio es de propiedad particular.
Palacio de los Calvo
Estoy seguro de que muchos más edificios civiles y religiosos, casas solariegas, palacios, iglesias, ermitas, puentes o arcos ubicados en el Cerrato que fueron labrados y construidos por los canteros y arquitectos de Transmiera.
En mi opinión, es una lástima que las hermosas piedras labradas por los canteros, hayan terminado derribadas de los grandes edificios y siendo utilizadas para la construcción de edificios de menor importancia.
Refiriéndome a nuestro Cerrato, en Valdecañas de Cerrato, los canteros de Trasmiera dejaron muestra de su trabajo, entre otras, en la iglesia parroquial que está dedicada a San Nicolás de Bari, que posiblemente sustituía a una románica. Se trata de una edificación de estilo barroco, fechada en el siglo XVI, compuesta de tres naves, en la que destaca su torre cuadrangular construida en sillería.
Iglesia de San Nicolás de Bari - Valdecañas de Cerrato
Un edificio de corte religioso, que fue en su tiempo casa parroquial, destinada al sacerdote. En la actualidad es de propiedad privada y alberga en su fachada un escudo de la Virgen del Carmen fechado en 1738, acompañado de dos esculturas, de San Antonio y Santa Bárbara, ubicadas en el frontis. En una de las esquinas conserva un reloj solar, y en su interior un artesonado de madera del siglo XVII.
Antigua Casa Cural
Existe también un edificio blasonado, de carácter civil, actualmente de propiedad privada, construido en sillería, con escudo heráldico en la fachada y con ventanas en arco. Se cree que la construcción fue para un edificio de importante utilidad, posiblemente hospital o centro de asistencia.
Edificio blasonado - Valdecañas de Cerrato
En Cevico de la Torre, a mediados del siglo XVI, el municipio era señorío de don Rodrigo Manuel; en el último tercio del siglo XVI, se construiría la actual iglesia Parroquial de San Martín de Tours, que vino a sustituir al primitivo templo de igual advocación por hallarse éste en ruinas. La edificación de este templo monumental, que subsiste en la actualidad, fue encargada a Francisco del Río, maestro de cantería, de la Merindad de Trasmiera, pero éste, en 1580, tuvo que traspasar la ejecución de dicha obra a Pedro y Francisco del Río, ya que el primero no pudo cumplir su compromiso por estar al servicio del Rey Don Felipe II, en la grandiosa obra del Monasterio de El Escorial. Esta monumental Iglesia Parroquial de San Martín de Tours es de tipo renacentista -estilo arquitectónico imperante en la época de su construcción- y está levantada sobre un montículo al que se accede por una gran escalinata de piedra.

Iglesia de San Martin de Tours - Cevico de la Torre
En Torquemada podemos ver el trabajo de los canteros de Trasmiera en el Ayuntamiento que ocupa el edificio del Palacio de los Hierro, que data del siglo XVI.
El gran puente de veinticinco ojos construido en la segunda mitad del siglo XVI por los maestros canteros Diego Gómez de Sisniega y su hijo García de Sisniega.

Puente sobre el río Pisuerga - Torquemada
La Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Asunción (s. XV), más conocida por ser la iglesia de Santa Eulalia.
Iglesia de Santa Eulalia
Siguiendo con la estirpe de los canteros y arquitectos de Trasmiera, estos trabajaron entre la Edad Media y Moderna en las construcciones más importantes de la Corona de Castilla y el Imperio Portugués. Los canteros se formaron en las grandes catedrales y monasterios que se levantan en el siglo XV junto a maestros flamencos, franceses y alemanes como Juan de Colonia.
Los canteros trabajando
Los canteros fueron los protagonistas de los cambios arquitéctonicos, pero no hay que pensar en ellos como meros trabajadores, sino en personas muy creativas. Los canteros, los maestros de obras, consiguieron un gran prestigio social.
Se empezó a trabajar a "destajo", debido a las numerosas fiestas implantadas y cobraban a la semana. Se les otorgó la posibilidad de ser itinerantes, para que pudieran trasladarse por su trabajo.
Los canteros eran constituyentes de "logias". Los salarios de los trabajadores de la construcción eran más elevados que los de otros artesanos y su nivel de vida en la Edad media, también, hasta principios del XVI, en que empezó a bajar.
El oficio de cantero tenía un carácter fuertemente endogámico y se transmitía de padres a hijos y en muchas ocasiones los miembros de una familia emparentaban a través de sus hijos con otra familia de canteros dando lugar a grandes sagas familiares.
Una característica a destacar es que el apellido del maestro cantero solía indicar su procedencia : de Rada, de Rasines, de Castillo, de Barrio de Ajo.....etc.
La organización del trabajo estaba estrictamente jerarquizada. En la cúspide se encontraba el "maestro de obras" o "maestro cantero", responsable de la cuadrilla compuesta de unos 20 a 25 canteros. El maestro trazaba, contrataba y dirigía una o más obras a la vez, a veces muy alejadas unas de otras por lo que la construcción quedaba en manos del aparejador . Después estaban los canteros, peones y aprendices.
Los maestros de canteria y la sociedad
El aprendiz era un joven menor de 18 años que pasaba entre cuatro o cinco años aprendiendo el oficio, mientras el maestro tenía que encargarse de su alimentación y vestido, además de enseñarle a trazar. A cambio el maestro obtenía su mano de obra de forma gratuita.
Normalmente ningún aprendiz, que no fuese de la familia, llegaría a maestro cantero. Lo habitual es que se quedasen en "oficial" de algún maestro cantero.
De la importancia de la Escuela Trasmerana de Cantería, nos habla el hecho de que surgiera un lenguaje enigmático, una jerga gremial, llamada "Pantoja" que les permitía comunicarse entre ellos, sin que canteros de otras zonas tuvieran acceso a sus técnicas, el lenguaje está compuesto en su mayoría por giros vascos o seudovascos, ligeramente deformados y fueron introducidos en dicha jerga no solo aquellos vocablos específicos del trabajo de cantería, sino giros de otra índole y de un habla popular cotidiana entre los de Trasmiera.
Fue a partir del siglo XV que se sabe por documentos, que estaban trabajando por toda Castilla y que tenían puestos de gran responsabilidad. Debido a la importancia de su trabajo, se vieron en la necesidad de crear una agrupación de gremio.
Las contratas eran temporales. La emigración se daba por lo general en el mes de marzo para regresar en el invierno. Aunque estuvieran largos años fuera de su casa no perdían su condición de vecinos del lugar de origen.
Estos grandes artistas que pasaban meses fuera de su tierra, a la que volvían para casarse, para administra su hacienda o hacer testamento, incluso algunos morían en la ciudad en la que estaban trabajando, como fue el caso del gran maestro cantero Rodrigo Gil de Hontañón, enterrado en la catedral de Segovia, dónde era maestro de obras cuando falleció.
Juan del Castillo, nacido en Castillo Sietevillas, fue uno de los más importantes maestros canteros de Trasmiera, que trabajó en la catedral de Burgos y en la de Sevilla. Más tarde pasó a Portugal, en la época de Manuel I de Portugal, siendo el gran protagonista del "Estilo Manuelino". Dirigió las obras de 5 Patrimonios de la Humanidad. Murió lejos de su tierra.
Otros grandes maestros construyeron en su tierra casonas y palacios. Es el caso de Andrés Julian de Mazarrasa, en Villaverde de Pontones (Cantabria).
Otro de los oficios tradicionales de Cantabria y sobre todo de la comarca de Trasmiera es el de retablista, es decir, el que concibe y compone un retablo, el que piensa y dispone sus trazas, que habitualmente cooperaban y trabajaban conjuntamente.
El trabajo de la madera fue muy estimado durante la Edad Media y Renacimiento. Después de las normativas del Concilio de Trento (1563) en que se promueve el culto a las imágenes y los retablos, surgen en esta comarca cántabra de Trasmiera, multitud de talleres. La época de mayor auge es el siglo XVII de la que se tiene una amplia documentación.
No todos los arquitectos cántabros lo fueron a través de la cantería. Es el caso del gran arquitecto, Juan de Herrera de Maliaño, "trasmerano", (Roiz, Cantabria, 1530 - Madrid, 15 de enero de 1597) fue un arquitecto, matemático, geómetra y militar español, considerado uno de los máximos exponentes de la arquitectura renacentista hispana, el estilo llamado herreriano es en su honor,autor de El Escorial, donde gran número de cuadrillas cántabras trabajaron bajo su dirección, posteriormente, Felipe II, plasmando los postulados de la Contrareforma, le encargaría la Catedral de Valladolid, que debía ser la catedral más grande de Europa, aunque se encuentra construida en un 40-45 %.
Suele desconocerse que durante el siglo XV y XVI fueron los artistas de Voto, en la comarca de Trasmiera: los Solorzano, los Ruesga, los Hontañon, los Rasines, Juan de Nates, Juan de Ribero Rada, Juan de Naveda...etc., quienes llenaron Castilla con su obra.
Entre el siglo XVI y XVIII fueron los talleres de Siete Villas (Ajo, Bareyo, Castillo, Güemes, Isla, Meruelo, Noja a los que se unieron Arnuero y Soano) los que destacaron con sus canteros, campaneros, retablistas, doradores, ensambladores....etc. Destacan también los Maestros de Ribamontan, los Pontón Setién, Vélez de la Huerta, Cereceda, los Mazarrasa....etc.
Otro cantero de Trasmiera ilustre fue Juan Gil de Hontañón, nacido en Rasines (Trasmiera) es quien inicia la obras de la catedral de Salamanca y más tarde su hijo Rodrigo Gil las continua. Las obras quedan paradas en el siglo XVII y se retoman en el XVIII y ante la confusión del cabildo sobre quien debiera hacerse cargo de las nuevas trazas, dejan la decisión en manos del Rey Felipe III para que con sus arquitectos decida quien debe continuar la obra. Y serán las trazas y pareceres de Juan Ribero de Rada (Trasmiera) "que fue de los más excelentes maestros en la facultad de Architectura, que ha tenido nuestra España ....." .Juan Ribero de Rada fue nombrado Maestro Mayor de la Catedral de Salamanca en 1589, aunque para ello tuvo que hacerse vecino de Salamanca.
En 1705 fue Pantaleón del Pontón Setien, natural de Galizano (Trasmiera) quien sustituye a su tío Juan de Setién Güemes, natural de Carriazo (Trasmiera) como Maestro Mayor de la Catedral de Salamanca.
Juan de Setién Güemes, de Carriazo (Cantabria), muerto en 1703. Vecino y natural de Carriazo, llegó a ocupar la maestría mayor de la Catedral de Salamanca durante treinta y siete años (1667-1703) y la de Segovia los tres últimos de su vida. Maestro bilingüe, capaz de construir en gótico y en barroco. Fue importante su labor como formador, ya que en 1670-1671 se le encomienda la enseñanza de la arquitectura a Simón García, conocido por el Compendio de Arquitectura y Simetría de los Templos y a su sobrino Pantaleón del Pontón Setién, su continuador al frente de las obras catedralicias.
Juan de Ribero Rada, elaboró las trazas del puente de Toro en Zamora y del puente Mayor de Palencia en 1575. Martín, Bartolomé y Gaspar de Solórzano: trabajaron en la catedral de Palencia. Las firmas y los sellos de los canteros los definian.
Catedral de Palencia
Según la historiadora Begoña Alonso Ruiz, el 60 % de las obras realizadas en Castilla a comienzo del siglo XVII estaba en manos de maestros canteros cántabros.
Hubo otro oficio muy conocido, en el que también destacaron los de Trasmiera, fue como retablistas, muchos de estos retablistas eran arquitectos consumados y contaban con un buen taller donde trabajaban los talladores, los carpinteros, ensambladores, doradores y toda una serie de oficios necesarios para la culminación de la obra. Se ponían de acuerdo con los escultores y pintores, artistas necesarios para llevar a cabo un buen retablo.
Cuando había necesidad de requerir un trabajo de retablo se colocaba un domingo en la puerta de la iglesia un bando dirigido a estos maestros. Pasado un mes, los retablistas se reunían en dicha iglesia y allí iban exponiendo a los mayordomos y clero de la parroquia sus dibujos, las trazas ideadas y las condiciones de trabajo y de remuneración. El clero y mayordomos escogían una de estas ofertas que exponían a los concursantes para comenzar con la subasta. Dicha subasta duraba el tiempo en que tardaba en consumirse una vela (a veces eran tres) y se concedía la obra al maestro cuya cantidad ofrecida estuviese puesta en el momento en que dicha vela se consumía del todo. El requisito siguiente era que el maestro asignado pagaba una especie de fianza o bien presentaba a otros compañeros como fiadores.Una vez terminada esta sesión, se hacía legalmente el contrato ante notario. Había además una comisión formada por maestros, encargada de hacer cumplir tanto el proyecto como las condiciones expuestas.
Estos son algunos de los oficios indispensables en un taller de retablista:
* Maestro arquitecto, que organizaba la estructura y presentaba las trazas.
* Maestro entallador, que se encargaba de los motivos de decoración.
* Maestro carpintero.
* Maestro escultor. Maestros pintores, que se ocupaban de la policromía.
* Maestros doradores, que hacían el estofado y el dorado.
* Maestros campaneros. Otro oficio fundamental para época.
La fabricación de campanas en Cantabria es una tradición que se remonta a la Edad Media. La comarca de Trasmiera fue cuna de prestigiosos fundidores de campanas, cuya fama trascendió los límites de España, llegando incluso a ser requeridos en parte de Europa y América.
Como vemos los de Trasmiera, con sus diferentes oficios, con sus obras de cantería, de escultura, de campaneros, de escultores, de pintores y carpintería, con su larga estancia en tierras mesetárias castellanas, con su convivencia e integración en la sociedad de entonces, dejaron huella en Castilla, en Palencia y por supuesto en Baltanás y en el resto del Cerrato.
FIN
Germán López Bravo, el Cerrateño. El autor del artículo.
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