LAS CABAÑAS DE PASTOR, SON UN RECUERDO ARQUITECTÓNICO DEL PASADO QUE HAY QUE CONSERVAR

LAS CABAÑAS DE PASTOR

CERRATEANDO


LAS CABAÑAS DE PASTOR, SON UN RECUERDO ARQUITECTÓNICO DEL PASADO QUE HAY QUE CONSERVAR




Las cabañas de pastor, en otros sitios conocidas como chozos, suponen un patrimonio singular y característico del Cerrato.


Las cabañas eran las viviendas de los pastores cuando cuidaban de sus rebaños en el campo.

Cabaña de pastor.


Se construían con la piedra caliza que se amontonaba en los majanos tras las sucesivas labores del campo, sobre terrenos poco productivos, en medio de los páramos o cerca de las laderas de los barcos.


El Cerrato ha sido una comarca tradicionalmente agrícola y ganadera, aunque éste último oficio, el pastoreo es residual en la comarca y sus usos y costumbres han evolucionado, lo que hace que prácticamente los pastores ya no utilicen las cabañas y corralizas para su refugio y el del ganado. Atrás quedaron esas largas temporadas que pasaban los pastores en el campo con el ganado.


!! SALVEMOS ESTAS MUESTRAS TAN ANTIGUAS DE LA ARQUITECTURA RURAL !!


ETIMOLOGÍA


“Cabaña”, viene del latin capanna, choza, casa pequeña rústica y tosca hecha en el campo, que utilizaban los pastores para resguardarse, construidas en el Cerrato y en toda Castilla, solo con piedras.


HISTORIA


Estas cabañas o chozas de pastor, junto con otros tipos de "construcciones", son uno de los últimos vestigios de una época pasada, la de los Vacceos, antiguos pobladores de estas tierras "cerrateñas".


Mediante estos habitáculos y los corrales, el pastor evitaba el descarríe de las ovejas y el ataque de los hoy casi inexistentes lobos.

Cabaña y corrales.


Los orígenes de las cabañas de pastor en el Cerrato palentino y en el resto de Castilla, se remontan a los tiempos de los primeros pobladores, los vacceos, que desarrollaron técnicas de pastoreo organizadas, en lo que hoy se denominarían suertes, una extensión de terreno de pastos, que cada pastor ocupaba para su trabajo; se trataba de una zona que periódicamente se adjudicaba a cada uno. Con este sistema de sorteo, se trataba de que no coincidieran más de un rebaño en un mismo territorio.


Los vacceos pueden ser considerados como uno de los primeros pueblos con presencia estable en la Meseta Norte documentada en los tiempos históricos.


Ocuparon el sector del valle medio del Duero, a lo largo y ancho de una superficie de unos 45.000 km². Su existencia está probada al menos desde el siglo III a. C., ellos, su cultura y su quehacer, dignificaron y extendieron el pastoreo, entre otras labores.


Las cabañas son una herencia, en parte, que hacen referencia arquitectónica a cómo se construyeron en la antigüedad los castros. La planta circular como se construyeron ambas, así lo atestiguan y está considerada como de las más antiguas, tienen aspecto de cono.


El Cerrato ha sido una comarca tradicionalmente agrícola y ganadera, aunque éste último oficio es residual en la comarca y sus usos y costumbres han evolucionado, lo que hace que prácticamente los pastores ya no utilicen las cabañas y corralizas para su refugio y el del ganado.


Atrás quedaron esas largas temporadas que pasaban los pastores en el campo con el ganado.


ARQUITECTURA


Las cabañas o chozas de pastor, son una de las construcciones más características de la arquitectura cerrateña.


Los pastores levantaban y construían estas cabañas, corrales y “majanos”, (construcción esta menor, a modo de muro que les servía para resguardarse del aire principalmente) eran de un trabajo complejo y las hacían solos o en grupo, pero eso si, exclusivamente con las manos.

Majano.


Son de forma circular con pequeño hueco de entrada, son sencillas y originales construcciones que se hallan diseminadas por el campo baltanasiego, mimetizadas con el paisaje, a modo de tenadas o corralizas, donde los pastores albergaban y cuidaban sus rebaños de ovejas pernoctando en ellas durante temporadas.


Construidas por ellos, con piedras sueltas, apiladas "a hueso", sin ningún tipo de argamasa, con la puerta de acceso, casi siempre está orientada al sur.


Algunas cabañas de planta circular, coexistieron con las de planta rectangular en parte, pero estas son con mucho, más minoritarias.


En lo alto, disponían un hueco pequeño, a modo de chimenea.


Las cabañas de pastor, tienen una base de unos 3 mts. de diámetro y una altura aproximada de unos 5 mts., el grueso de los muros eran de cerca de 1 m.; los cercados o corrales, de unos 2 ms. de altura; estaban anexos, se situaban en lugares estratégicos y eran construidos con piedras, fáciles de obtener.


A diferencia de los materiales utilizados en otros territorios, para la construcción de las cabañas, en el Cerrato no se utilizaban materiales vegetales, tales como el “teito”, sino que solo se utilizaban piedras sueltas, que colocaban una encima de otra, sin ningún material que las uniera y soldara.


La palabra “teito” es una voz asturleonesa que designa cualquier cubierta de cualquier edificio hecha con material vegetal. Esa es una cualidad que las hace diferentes y únicas a las cabañas cerrateñas, como forma de arquitectura popular y rural autóctona.


Ésta es la técnica que se empleaba para su construcción ...


Se trazaba una circunferencia para delimitar la base y se iban rellenando las dos hojas, la cara interior y exterior de la pared, sin argamasa. Las piedras empleadas para hacer las hiladas eran más o menos planas y los huecos de las más grandes se encajaban con otras pequeñas.


A partir de la altura de un metro, las piedras de la cara exterior se iban inclinando con el fin de lograr la aproximación, obtener impermeabilización, formar la bóveda que se cubría de tierra y cerrar la cabaña por el humero.


Uno de los elementos singulares es la entrada. Así es, pues siempre se orienta al sol del mediodía, para que no entre el aire encañado, como dicen los cerrateños. Además, las entradas se hacen de poca altura, no más de un metro, con el fin de conservar mejor la temperatura. El dintel era de una sola piedra, la llamada piedra puente y el suelo, de tierra, donde el pastor esparcía paja para dormir.


Hechas con piedras sueltas, sin ningún tipo de mezcla que las una, sin ningún tipo de argamasa, algunas incluso estaban construidas con piedras de “sillar” (...) .

Cabaña de pastor en la que hay piedras de "sillar".


Son pocas las que han resistido el paso del tiempo, pero ha sido más que nada, por su no ocupación para las que fueron construidas.


EL PORQUÉ Y PARA QUÉ


Estas edificaciones son vestigios del Neolítico, que con el paso del tiempo, los pastores las construyeron para aplacar las inclemencias del clima y como habitáculo más confortable que la intemperie y para el descanso, sin tener que regresar cada día a su domicilio habitual y familiar y volver con el ganado al lugar de pastoreo, distancia que en ocasiones era larga y con los rebaños, se multiplicaba.


Al ser el Cerrato un lugar de paso para el ganado trashumante, las cabañas también servían para dar hospedaje a los pastores y su ganado. Influía también la seguridad en sus corrales anexos a la cabaña, de los rebaños ante el posible ataque de las alimañas, como los lobos y raposos.


Así empezaron a surgir las cabañas de pastor, edificaciones que a cierta distancia, pueden parecer simples montones de piedras, que hoy podemos contemplar diseminadas por los páramos y los valles, al socaire de los cerros cerrateños, eso sí, en la mayoría de los casos, con un lamentable aspecto de deterioro, que con el paso del tiempo, si se han convertido en eso, un montón de piedras.


Los pastores levantaban y construían estas cabañas, corrales y “majanos”, (construcción esta menor, a modo de muro que les servía para resguardarse del aire principalmente) eran de un trabajo complejo y las hacían solos o en grupo, pero eso si, exclusivamente con las manos.


Estas construcciones con forma de cono, son las huellas más visibles de las antiguas edificaciones que servían a los pastores, para darse cobijo y refugio a sus rebaños de ovejas merinas, en los corrales contiguos.


También servían en ocasiones para los pastores y rebaños trashumantes de la “mesta”, a su paso por la Cañada Real Segoviana, en el Cerrato palentino, en busca de pastos para el ganado lanar, que luego esa lana de gran calidad, base principal de la importancia económica de estos rebaños, por vía marítima del Cantábrico, serviría para exportar a los Paises Bajos.


La importancia económica de estos rebaños era la oveja merina, que era apreciada (y todavía lo es) en toda Europa, así como la oveja churra, lo es para carne.


Las agrupaciones de pastores y ganaderos castellanos y por ende cerrateños, se fusionaron en la "Real Sociedad de Ganaderos de la Mesta", según el privilegio de Alfonso X el Sabio, en 1273, aunque su denominación y reglamentación es de 1347, reinando Alfonso XI.


Como se ha dicho, con su creación, se intentaba evitar posibles conflictos entre agricultores y ganaderos, ya que estos últimos, debían atravesar las tierras de los agricultores con sus rebaños dos veces al año.


Fue durante la época de la repoblación, cuando este tipo de edificaciones, las cabañas de pastor, tuvieron un mayor desarrollo en la zona del Cerrato, por ende, en Baltanás y en el resto de la meseta.


En estos parajes del Cerrato, los pueblos y los pastores de la comarca, tuvieron que soportar los impuestos y alcabalas pagados a su señor, el Marqués de Aguilafuente, en Baltanás, durante más de 100 años (XVII-XIX).


La invasión francesa también impuso cargas insoportables (1809-1810), pues esquilmó ahorros, paneras, palomares y como no, corrales con sus rebaños, para la supervivencia de sus insaciables tropas.


Ante esta situación, cabe recordar que contra los invasores franceses, los cerrateños y por ende, los “baltanasiegos”, lucharon valientemente; uno de los más famosos guerrilleros fue Juan Puertas, que con su gente atacó las guarniciones galas de Torquemada y Quintana del Puente.


Las cabañas de pastor, son la muestra de una riqueza de subsistencia, con régimen económico de autosuficiencia, con criterios conservadores, transmitidos entre los pastores, de padres a hijos, dedicados secularmente a la labor de pastoreo.


La concentración parcelaria, la industrialización y la emigración, han terminado con aquellas discriminaciones y servidumbres de los pastores, y claro está, el abandono de esa actividad pastoril, hizo que las cabañas y cercados, fueran desapareciendo poco a poco.


De aquella grandeza, quedan en la actualidad las ruinas de infinidad de cabañas y corrales para pastores y rebaños, diseminados por todo el territorio castellano, cerrateño y baltanasiego.


Los arqueólogos consideran a estas edificaciones del periodo protohistórico, como una necesidad de sus moradores, de estar influidos por el clima y la capacidad de mantener a los animales bien vigilados día y noche, al ser su gran riqueza y objeto de subsistencia.


En definitiva, las cabañas responden al apelativo medieval, entendido como pequeñas “casillas” rusticas y toscas, donde se resguardaban los pastores y sus rebaños.


Creo que es una pena que no se conserven y estén expuestas a la desaparición y ruina.


Es fundamental que la gente aprecie lo que tiene, que lo conozca y que luego se esfuerce por difundirlo.


Las cabañas o chozos de pastor son un elemento muy singular del Cerrato, que debemos conservar para las futuras generaciones, por lo que todas las iniciativas, públicas y privadas, son necesarias para preservar este patrimonio.


Debemos concienciarnos de lo que han supuesto estas cabañas para los pastores y promocionarlas como elementos de alto valor cultural. Aquí es fundamental la implicación de las instituciones para promocionar el turismo interior para Palencia y otras latitudes de Castilla y León.


Incluso sería interesante que además de señalar rutas para visitarlas, se pudieran señalar en Google Maps para su localización y situación actual de sus edificaciones, para una posible posterior conservación en honor a una arquitectura rural y a sus constructores.

Panel indicador turistico sito en Antigüedad.


Las cabañas de pastor no son lo que a simple vista pueden parecer, un "montón" de piedras....


!! SON UN MONUMENTO Y COMO TAL, HAY QUE CONSERVARLAS !!

                   ..............................................    

P. D. : Este artículo, lo quiero dedicar a todos y cada uno de los pastores del Cerrato y en especial, a los pastores de Baltanás y Valdecañas de Cerrato, que han sido y son sin ninguna duda mi "familia", pues mis abuelos, los paternos y maternos, fueron pastores ( mi abuelo materno, Eliseo, de Valdecañas de Cerrato y mi abuelo paterno, Emilio, de Cevico Navero ) y yo me siento totalmente identificado con ellos y lo que supusieron en una economía vital para España, en un determinado ciclo.

Se me ve "pastoreando" y comiendo uvas, hace ya unos años.



Óleo sobre lienzo "Cabaña de pastor" que pinte en honor a los pastores y su vida. GLB 2016.

             GALERÍA DE IMÁGENES "CABAÑAS DE PASTOR EN EL TÉRMINO DE BALTANÁS"

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El autor del artículo.

                                           FIN

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LAS CABAÑAS DE PASTOR EN BALTANÁS Y VALDECAÑAS DE CERRATO - MONUMENTOS ARQUITÉCTONICOS MENORES



CERRATEANDO


LAS CABAÑAS DE PASTOR EN BALTANÁS Y VALDECAÑAS DE CERRATO


Las cabañas de pastor, en otros sitios conocidas como chozos, suponen un patrimonio singular y característico del Cerrato.


Las cabañas eran las viviendas de los pastores cuando cuidaban de sus rebaños en el campo.


Se construían con la piedra caliza que se amontonaba en los majanos tras las sucesivas labores del campo, sobre terrenos poco productivos, en medio de los páramos o cerca de las laderas de los barcos.


El Cerrato ha sido una comarca tradicionalmente agrícola y ganadera, aunque éste último oficio, el pastoreo es residual en la comarca y sus usos y costumbres han evolucionado, lo que hace que prácticamente los pastores ya no utilicen las cabañas y corralizas para su refugio y el del ganado. Atrás quedaron esas largas temporadas que pasaban los pastores en el campo con el ganado.


!! SALVEMOS ESTAS MUESTRAS TAN ANTIGUAS DE LA ARQUITECTURA RURAL !!

El autor de este escrito, nieto de pastores cerrateños.


Estas cabañas o chozas de pastor, junto con otros tipos de "construcciones", son uno de los últimos vestigios de una época pasada, la de los Vacceos, antiguos pobladores de estas tierras "cerrateñas".


Las cabañas o chozas de pastor, son una de las construcciones más características de la arquitectura cerrateña.


Son de forma circular con pequeño hueco de entrada. Son sencillas y originales construcciones que se hallan diseminadas por el campo valdecañés y baltanasiego, mimetizadas con el paisaje, a modo de tenadas o corralizas, donde los pastores albergaban y cuidaban sus rebaños de ovejas pernoctando en ellas durante temporadas.


Construidas por ellos, con piedras sueltas, apiladas "a hueso", sin ningún tipo de argamasa, con la puerta de acceso, casi siempre está orientada al sur.


Mediante estos habitáculos, el pastor evitaba el descarríe de las ovejas y el ataque de los hoy casi inexistentes lobos.


Los orígenes de las cabañas de pastor en el Cerrato palentino y en el resto de Castilla, se remontan a los tiempos de los primeros pobladores, los vacceos, que desarrollaron técnicas de pastoreo organizadas, en lo que hoy se denominarían suertes.


Los vacceos pueden ser considerados como uno de los primeros pueblos con presencia estable en la Meseta Norte documentada en los tiempos históricos.


Las cabañas son una herencia, en parte, que hacen referencia arquitectónica a como se construyeron en la antigüedad los castros. La planta circular como se construyeron ambas, así lo atestiguan y está considerada como de las más antiguas, tienen aspecto de cono.


Algunas cabañas de planta circular, coexistieron con las de planta en parte rectangular, pero estas son con mucho, más minoritarias.

Cabaña de pastor y corrales.


Ésta es la técnica que se empleaba para su construcción ...


Se trazaba una circunferencia para delimitar la base y se iban rellenando las dos hojas, la cara interior y exterior de la pared, sin argamasa. Las piedras empleadas para hacer las hiladas eran más o menos planas y los huecos de las más grandes se encajaban con otras pequeñas.


A partir de la altura de un metro, las piedras de la cara exterior se iban inclinando con el fin de lograr la aproximación, obtener impermeabilización, formar la bóveda que se cubría de tierra y cerrar la cabaña por el humero.


Uno de los elementos singulares es la entrada. Así es, pues siempre se orienta al sol del mediodía, para que no entre el aire encañado, como dicen los cerrateños. Además, las entradas se hacen de poca altura, no más de un metro, con el fin de conservar mejor la temperatura. El dintel era de una sola piedra, la llamada piedra puente y el suelo, de tierra, donde el pastor esparcía paja para dormir.


Las cabañas de pastor, tienen una base de unos 3 mts. de diámetro y una altura aproximada de unos 5 mts., el grueso de los muros eran de cerca de 1 m.; los cercados o corrales, de unos 2 mts. de altura; anexos, se situaban en lugares estratégicos y eran construidos con piedras, fáciles de obtener.


Hechas con piedras sueltas, sin ningún tipo de mezcla que las una, sin ningún tipo de argamasa, algunas incluso estaban construidas con piedras de “sillar” (...) .


A diferencia de los materiales utilizados en otros territorios, para la construcción de las cabañas, en el Cerrato no se utilizaban materiales vegetales, tales como el “teito”, sino que solo se utilizaban piedras sueltas, que colocaban una encima de otra, sin ningún material que las uniera y soldara.


La palabra “teito” es una voz asturleonesa que designa cualquier cubierta de cualquier edificio hecha con material vegetal. Esa es una cualidad que las hace diferentes y únicas a las cabañas cerrateñas, como forma de arquitectura popular y rural autóctona.


Son pocas las que han resistido el paso del tiempo, pero ha sido más que nada, por su no ocupación para las que fueron construidas.


Estas edificaciones son vestigios del Neolítico, que con el paso del tiempo, los pastores las construyeron para aplacar las inclemencias del clima y como habitáculo más confortable que la intemperie y para el descanso, sin tener que regresar cada día a su domicilio habitual y familiar y volver con el ganado al lugar de pastoreo, distancia que en ocasiones era larga y con los rebaños, se multiplicaba.


Estas construcciones con forma de cono, también servían en ocasiones para dar hospedaje a los pastores y rebaños de la “mesta”, a su paso por la Cañada Real Segoviana o Burgalesa, a su paso por las cercanías de Valdecañas de Cerrato, en busca de pastos para el ganado lanar.


Así empezaron a surgir las cabañas de pastor, edificaciones que a cierta distancia, pueden parecer simples montones de piedras, que hoy podemos contemplar diseminadas por los páramos y los valles, al socaire de los cerros cerrateños, eso sí, en la mayoría de los casos, con un lamentable aspecto de deterioro, que con el paso del tiempo, si se han convertido en eso, un montón de piedras.


Los pastores levantaban y construían estas cabañas, corrales y “majanos”, (construcción esta menor, a modo de muro que les servía para resguardarse del aire principalmente) eran de un trabajo complejo y las hacían solos o en grupo, pero eso si, exclusivamente con las manos.


Las cabañas eran las viviendas de los pastores cuando cuidaban de sus rebaños en el campo. Se construían con la piedra caliza que se amontonaba en los majanos tras las sucesivas labores del campo, sobre terrenos poco productivos, en medio de los páramos o cerca de las laderas de los barcos.


El Cerrato ha sido una comarca tradicionalmente agrícola y ganadera, aunque éste último oficio es residual en la comarca y sus usos y costumbres han evolucionado, lo que hace que prácticamente los pastores ya no utilicen las cabañas y corralizas para su refugio y el del ganado.


Atrás quedaron esas largas temporadas que pasaban los pastores en el campo con el ganado.

Un majano.


Las cabañas de pastor, son la muestra de una riqueza de subsistencia, con régimen económico de autosuficiencia, con criterios conservadores, transmitidos entre los pastores, de padres a hijos, dedicados secularmente a la labor de pastoreo.


Los arqueólogos consideran a estas edificaciones del periodo protohistórico, como una necesidad de sus moradores, de estar influidos por el clima y la capacidad de mantener a los animales bien vigilados día y noche, al ser su gran riqueza y objeto de subsistencia.


En definitiva, las cabañas responden al apelativo medieval, entendido como pequeñas “casillas” rusticas y toscas, donde se resguardaban los pastores y sus rebaños.

Cabaña de pastor en la que hay piedras de "sillar".


Creo que es una pena que no se conserven y estén expuestas a la desaparición y ruina.


Es fundamental que la gente aprecie lo que tiene, que lo conozca y que luego se esfuerce por difundirlo.


Las cabañas o chozos de pastor son un elemento muy singular del Cerrato, que debemos conservar para las futuras generaciones, por lo que todas las iniciativas, públicas y privadas, son necesarias para preservar este patrimonio.


Debemos concienciarnos de lo que han supuesto estas cabañas para los pastores y promocionarlas como elementos de alto valor cultural. Aquí es fundamental la implicación de las instituciones para promocionar el turismo interior para Palencia y otras latitudes de Castilla y León.


Incluso sería interesante que además de señalar rutas para visitarlas, se pudieran señalar en Google Maps para su localización y situación actual de sus edificaciones, para una posible posterior conservación en honor a una arquitectura rural y a sus constructores.

Panel indicador turistico sito en Antigüedad.


Las cabañas de pastor no son lo que a simple vista pueden parecer, un "montón" de piedras....


!! SON UN MONUMENTO Y COMO TAL, HAY QUE CONSERVARLAS !!


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Óleo sobre lienzo "Cabaña de pastor". GLB 2016.

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